La joya del Albións no pierde el hábito de ganar carreras.
El paso del tiempo no ha borrado, ni siquiera
desgastado, la huella que Erea Rodríguez Puente (A Pontenova, 1986) ha
dejado en el deporte mariñano. Los seguidores más fieles de las pruebas
de campo a través y atletismo para escolares aún recuerdan el poderío
de aquella cría menuda de la Sociedad Deportiva Albións, coleccionista
de triunfos a finales de la década de los 90 y que descubrió sus
excelentes aptitudes para las carreras «por casualidad», con 8 años. «Un
día vi a un grupo que llevaba Lastra (Ventura) a entrenar y me picó la
curiosidad. Decidí probar y la cosa me fue gustando. Progresaba muy
rápido y enseguida Lastra empezó a ver posibilidades de que podría
llegar a ser una buena atleta», recuerda.
Erea no ha perdido el hábito de ganar desde que
«con 14 o 15 años» abandonó con pena el Albións, con el que conquistó
varios títulos provinciales y autonómicos e incluso fue quinta en un
Nacional de cross. Su palmarés creció a bordo del Sierra de Narón, donde
compitió durante dos temporadas, y dio otro buen estirón en el
prestigioso Ourense Academia Postal, al que defendió durante 7 campañas.
En la presente campaña fichó por el AD Marathon de Madrid, «un equipo
muy grande que compite en División de Honor, la máxima categoría en
atletismo», apunta.
Afincada en Madrid desde el 2008, donde ejerce de
maestra en Alcobendas, la deportista pontenovesa hizo un paréntesis en
su carrera de dos años a su llegada a la capital de España. «Salía a
trotar de vez en cuando porque lo necesitaba, pero no competía»,
recuerda. Una vez aprobada la oposición retomó su relación con el
atletismo, ya en el 2010, entrenándose a las órdenes de José Luis Casado
en la afamada Residencia Blume. «Empezaba prácticamente de cero porque
llevaba dos años parada, y lo único que me exigió mi entrenador fue
actitud. Formamos un tándem buenísimo y empezamos a entendernos de
maravilla», cuenta. Y añade: «Antes de finalizar la temporada había
conseguido batir todas mis marcas personales, logré meterme entre las 25
primeras en el campeonato de España de cross y acabé décima en el
ránking absoluto de los 10.000 metros con un tiempo de 34 minutos y 57
segundos, casi 4 minutos por debajo de la que yo tenía».
Recuperado el idilio con el éxito, Erea es
enfrentará en próximas fechas a algunos de los desafíos más exigentes de
su trayectoria en la diáspora. Esperanzas no le faltan y capacidad,
seguro que tampoco. «Este año la cosa pinta mejor todavía, sigo
progresando y mejorando. De momento, con mi nuevo club conseguimos
quedar subcampeonas de España de cross el pasado fin de semana. Pero la
temporada para mí empieza ahora. En marzo tengo las dos competiciones
más importantes de la temporada: el campeonato de España de cross y el
Trofeo Ibérico de los 10.000 metros en Lisboa. Luego seguiré corriendo
en pista e intentaré conseguir la mínima para el Nacional absoluto de
los 5.000 metros», sentencia.
i. meitín buján La Voz de Galicia