martes, 30 de junio de 2009

Fallece en accidente Agustín Fernández "El Hormiga"

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Agustín Fernández, madrileño de nacimiento pero focense de adopción y corazón, murió el domingo a los 56 años como consecuencia de un accidente de circulación registrado en la Autovía del Noroeste a su paso por la localidad de Columbrianos, próxima a Ponferrada.

El fallecido participó en numerosas ediciones del Rally París-Dakar y volvía a casa después de organizar en A Pontenova una prueba del Gallego de todo terrenos, del que fue impulsor.

A veces, con una frecuencia cruel, la mañana de los lunes nos sacude con los ecos de una tragedia. En esta ocasión, nos llegó la noticia de la muerte en accidente de tráfico de Agustín Fernández, «El Hormiga». Alejado de los titulares de las revistas motociclistas desde hace algún tiempo, Agus estaba concentrado en los últimos años en la realización de eventos siempre vinculados al mundo del motor. Precisamente cuando regresaba de realizar una de estas pruebas, el EcoTrack, en Galicia, tuvo un accidente en compañía de su socio, Richelie Morris, y la mujer de éste, Begoña. Tristemente, los tres fallecieron.
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Agustín Fernández era de esa generación que había superado los cincuenta que disfrutó de la moto con naturalidad. Durante dos décadas vivió con intensidad la moto de campo por toda España, pero sobre todo en Madrid, cuando montar por la Sierra de Guadarrama no te convertía en un delincuente. Agus tuvo el privilegio de subir El Calvario, Abantos, El Pendón, Bustarviejo, Soto, Canencia…, algo que ya muy pocos tendrán el placer de disfrutar. Algunos más jóvenes tuvimos el honor de disfrutar de su doctorado. Agus era una de esas personas en las que la moto era una cuestión de naturalidad, algo innato, tan fácil que parecía que cualquiera podía hacerlo. Pero no. Iba en moto y parecía parado, como si no hiciera nada… pero no le cogías. Tenía una forma tranquila y efectiva de ir en moto. Y disfrutaba tremendamente.

Agustín siempre tuvo una estrecha relación con esta casa. Siempre le conocimos como «El Hormiga», y ya ni me acuerdo de donde le venía el sobrenombre… No fue un coleccionista de títulos, ni un profesional del «off-road». Era un aficionado entusiasta del enduro que corrió por simple satisfacción. Pero esa condición no impidió que su palmarés deportivo no estuviera brillantemente adornado. Además de correr en motocross durante sus años más jóvenes, Agus tuvo en el enduro su principal actividad durante los años ochenta. En 1982 fue campeón del Trofeo Senior de Enduro Superiores, a lomos de una Montesa Enduro. Al año siguiente corrió en Nacional de Enduro Superiores (10º), y participó en los Seis Días de Enduro de Gales, siendo uno de los cuatro españoles que logró terminar la carrera.

Agus estuvo corriendo pruebas de enduro hasta 1986, cuando descubrió nuevos horizontes: los raids. Y así se embarcó en la prueba que le haría verdaderamente conocido en el mundo de la moto, el Dakar. Formó sociedad con Juan Hernández creando una mítica pareja, Hernández&Fernández, recordando a los entrañables detectives creados por Hergé. Juntos recorrieron medio mundo, participando en todo tipo de raids por Europa, África e incluso Oceanía, porque en una ocasión disputó el Australian Safari, una carrera de singular dureza que se celebra en Australia. Agus corrió el Dakar de 1987 a 1994, primero con aquellas Suzuki DR650, y después con las DR Big. Fue segundo en la categoría Maratón en el año de su debut, y primero en 1988. Hizo ocho Dakar, y acabó seis, y su mejor clasificación fue sexto en 1993, en una edición especialmente dura que sólo tuvo doce pilotos en la meta. Agus fue uno de ellos.

A partir de 1995 se concentró en la organización de todo tipo de eventos, y aunque la competición motociclista quedó atrás, nunca dejó de lado a las motos. De hecho, durante varios años coordinaba el equipo de motos de asistencia de la Vuelta Ciclista a España, e hizo un sinfín de actividades vinculadas al mundo del motor. Nunca se creyó una estrella. La verdad es que no fue un as de nuestro deporte, sino algo mejor. Fue una persona que amaba la moto, que disfrutaba con lo que hacía, y nos empequeñecía a todos con su modestia. Viéndole montar en moto, intentando seguirle a duras penas, te sentías tremendamente pequeño. Él te dejaba atrás, sin darle mayor importancia, mientras contemplabas su tranquila escapada. Sirvan estas líneas de sincero y agradecido homenaje por todo lo que nos aportó como piloto, pero sobre todo como persona. Y todo nuestro afecto en estos momentos tan tristes para Alejandro, Manuel y Sebastián, sus hijos, y para su esposa, Pilar.VOLVER
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