miércoles, 2 de abril de 2008

Sorteados los calendarios de la décima edición de la Copa Élide


En juveniles, no será hasta el próximo 19 de abril cuando dé comienzo. En las primeras rondas jugarán Ribadeo contra Pontenova, San Ciprián contra Burela y Alfoz contra Foz, en lo que a los conjuntos mariñanos se refiere.

Riesgo de incendio . «O medo non se me vai do corpo»


Los cuatro vecinos del pequeño núcleo de Saldoira, en A Pontenova, viven atemorizados tras varios incendios intencionados y otras tentativas frustradas.

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Un incendiario anda suelto por A Pontenova. Sus víctimas se encuentran en Saldoira, un pueblo diseminado en cuyo núcleo ya solo residen cuatro personas. Los fines de semana se les unen algunos más. Se miran y sospechan, pero callan. «Eu vivo atemorizada», dice Ernesta García.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? En una madrugada lluviosa de marzo del 2007, un incendio intencionado destruye el centro social San Pedro da Ribeira, en A Pontenova, que usaban los vecinos de Saldoira. La Policía Judicial investiga, pero resulta en vano. Justo un año después, en otra madrugada lluviosa, el alpendre de Arturo Moirón, vicepresidente de la asociación San Pedro da Ribeira, es pasto de las llamas. No hubo víctimas, pues en su interior no había nadie. Esa misma noche, alguien intentó quemar la caravana de Humberto Paz, el presidente del colectivo, aparcada en Saldoira. Ardió una rueda y rompieron una ventana. Hubo suerte, porque a un centenar de metros estaba la casa donde dormían sus dos hijas, que habían bajado al pueblo.

En medio hubo otros intentos frustrados. Por ejemplo, el de quemar la capilla de Saldoira, ubicada en las inmediaciones del centro social, y también la presentación de una denuncia en las oficinas de la Xunta en Lugo contra el almacenamiento ilegal de butano en A Pontenova. Alguien lo hizo apropiándose del nombre de la asociación de vecinos de Saldoira. «Con tirar do fío sae todo», sostiene Humberto Paz. Pero lo cierto es que no se ha detenido a nadie. Los vecinos se encogen de hombros y el alcalde, el socialista Darío Campos, apunta: «Esto ten moi mala pinta».

Más riesgo

El incendio del alpendre y el intento de quemar la caravana han exacerbado el nerviosismo y los recelos. Ahora sí se ve ya que existe un serio riesgo para los vecinos. Marita vive con una de sus hijas en Saldoira. El resto de la población estable del pueblo la forman un vecino jubilado y Ernesta García, también jubilada. Ante las lógicas suspicacias, se muestran tajantes al asegurar que al autor de los incendios hay que buscarlo fuera de Saldoira. Pero a la pregunta de quién es el sospechoso callan lo que saben. Se impone la prudencia: «Todo fainos pensar que é alguén que ten algo contra a asociación», dice Marita, que apunta otra clave: los incendios se produjeron con lluvia, cuando no había riesgo de que las llamas se extendiesen a los montes próximos.

Marita fue la primera que acudió al alpendre cuando ardía. La llamó por teléfono un vecino de un pueblo próximo, que se había levantado temprano para salir de excursión. «O medo non se me vai do corpo», dice, y añade: «Cando pecho os ollos venme a imaxe de todo ardendo. Agora, pechámonos na casa de día. E cando ladran os cans, espertamos pola noite a mirar polas ventás, coma un paxaro na xaula. É que na noite do incendio, o meu mastín estivo ladrando todo o tempo», asegura.

Sita, la esposa de Arturo Moirón, reconoce que lo ocurrido le ha hecho tomar precauciones. El alpendre no está en el mismo núcleo de Saldoira, ya que el pueblo fue dividido con la construcción de la nueva carretera: «O día que ardeu, eu estiven aquí dándolle de comer ás galiñas. Pero agora xa non ando soa». Ernesta García cuenta que en los últimos días vive atemorizada: «Se o lume chega a prender na caravana, as casas están ao lado... ¡Como non imos ter medo!».

La asociación de vecinos acordó el sábado solicitar al Ayuntamiento y a la Subdelegación del Gobierno que se investiguen estos casos en profundidad. Eso es lo que piden Sita, Marita y Ernesta. «Esperemos que co tempo, o medo se nos vaia pasando», relata Marita con un hilo de esperanza.

«Oxalá fora un curtocircuíto o que provocou o lume e me puidera esquecer de todo», sentencia Arturo Moirón. Pero fueron tres los focos detectados como posible origen del fuego.


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