Isabel García Fernández / El Progreso (A Pontenova)
Cuando Vilarxubín y otros pueblos del interior pontenovés
parecían abocados a la despoblación, al igual que otras aldeas ahora
fantasmas de A Ponteonova, como Ínsua, Labrada o Gabeás, apareció un
hombre capaz de motivar a la vecindad para luchar por lo que es suyo y
que no desaparezca el encanto de este entorno rural. El fotógrafo
cántabro Vicente Ansola no sólo rehabilitó una vivienda en Vilaeimil,
sino que publicó un libro con instantáneas sobre estos lugares que
expondrá también en galerías de todo el mundo.
Ansola vive a caballo de su Cantabria natal y de A Pontenova
desde hace algo más de cuatro años porque quedó prendado de esta zona
del interior mariñano. Tal es su compromiso con estos pueblos que puso
su experiencia como fotógrafo al servicio de las gentes que habitan
estas aldeas, retratando lugares y costumbres, en instantáneas que
quedaron recogidas en el libro O Pobo das Néboas, publicado por el
Concello pontenovés con fondos autonómicos para potenciar la reserva de
la biosfera del río Eo, Oscos y Terras de Burón.
Tres de esas imágenes le valieron el haber sido seleccionado,
recientemente, entre los mejores fotógrafos del mundo por el prestigioso
certamen internacional de fotografía Hasselblad Masters de 2010. El
premio contempla la exposición de las fotos ganadoras en varias salas de
todo el mundo, por lo que A Pontenova se conocerá desde Tokio a Nueva
York.
Trasno
Ansola ha logrado motivar a los vecinos de estas aldeas casi en
peligro de extinción con un objetivo claro: «Lograr que la
Administración aplique alguna figura de protección para el patrimonio
etnográfico de la zona». Recuerda, por ello, la consigna de estos
habitantes: «Vilarxubín, non imos deixarte morrer», porque «si estas
aldeas desaparecen -continúa el fotógrafo- quién nos protegerá de los
móviles, del párking limitado, de los mp3 y demás artilugios de ruidos
desagradables», se pregunta.
Para atraer visitantes al interior pontenovés y reivindicar su
protección, los vecinos inventaron una leyenda en torno a la estatua de
un duende o trasno que el pasado domingo, el pueblo entero colocó a la
entrada de Vilarxubín, localidad considerada «la capital de la TDT, es
decir, del Triángulo de los Trasnos». La fábula reza que «fotografiarse
junto al trasno le dará suerte a aquel que lo haga y le permitirá
convertirse en otro ser mitológico, cuando se vida se apague, por lo que
vivirá feliz para siempre en las fragas de la TDT».
Película
El interior pontenovés, en concreto el de la parroquia de Bogo y
el de la Casa do Figaldo en Machuco, también se divulgará gracias al
estreno, el próximo día 9 en A Coruña y el martes 21 en Madrid, del
cortometraje ‘Adivina quién viene a comer mañana’, de Pepe Jordana, con
actores como María Castro y Chete Lera.