Roberto L. Blanco Valdés
Catedrático de Derecho Constitucional USC
Juan Oliver y una numerosa lista de sus compañeros periodistas firmaban anteayer en La Voz un gran reportaje sobre los sueldos de varios alcaldes de pequeños municipios, es decir, de municipios que, según la lógica administrativa y económica, no deberían existir: el de Celanova (5.906 habitantes) cobra 63.000 euros anuales; el de Muras (784), 54.306; el de A Pontenova (2.732), 51.450; el de Lourenzá (2.500), 51.000; la de A Bola (1.500), 49.000; el de Frades (2.700), 50.500; el de Meaño (6.000), 52.000; el de A Fonsagrada (4.400), más de 50.000; el de Cerdedo (3.000), 51.600; el de Barreiros (3.200), 50.300; el de Xove (3.500), 54.000; y el de Ribas de Sil (1.000), 50.000. El resumen es más que significativo: hay 55 municipios de menos de 10.000 habitantes cuyos alcaldes cobran más de 40.000 euros anuales.
Cuando se juzga si el montante de esos sueldos está justificado es habitual contrastarlos con los de quienes cobran mucho menos: el parado que percibe una prestación de desempleo, el mileurista con estudios universitarios o el empleado público o privado que