domingo, 5 de mayo de 2013

Fotos Antiguas de Santiago Iglesias Labat

Los abuelos de Santiago: Manuel Iglesias Ogaza y Carmen Muruais Morado y su hermano mayor, Jesús. Año 1964; lugar Ribadeo.

Un pescador coruñés capturó ayer el campanu del Eo, que pesó casi nueve kilogramos.

Seis mil setecientos euros pagó ayer por la tarde el propietario del restaurante El Campanu, de Ribadesella, por el primer salmón de la temporada en los ríos asturianos. Fue en la puja que por primera vez tuvo lugar en Cangas de Onís en lugar de Cornellana (Salas), el sitio tradicional, porque los ribereños del Sella no quisieron llevar allí la subasta. El campanu picó en el Sella a las siete y media de la mañana. Lo pescó Francisco Vega Díaz, natural de la zona, y pesó 8.850 gramos. Por un par de horas esos 6.700 euros no se pagaron por el campanu del Eo, que también picó ayer. Lo sacó a tierra un coruñés, Antonio Barreiro Freire, un hermoso ejemplar, hembra, de 8,7 kilos que picó en El Cairo, un coto de San Tirso que comparten Asturias y Galicia. Antonio Barreiro es todo un veterano en estas lides, ya que en su haber se cuentan otros tres campanos del Eo.
Fue la de ayer una muy buena jornada de pesca, porque entre ambos también se capturó otro salmón, el más popular y preciado, el del Narcea. Lo pescaron a cucharilla dos coruñeses, Carlos Rodríguez y Pablo Santillán, en el coto de La Llonga, en Belmonte. Pesó 7,6 kilos y midió 86 centímetros.
Con el paso de las horas hubo más capturas, rompiendo los malos presagios por lo alto y turbios que bajaban los ríos, lo que impidió que el campanu se pescara el primer día de la temporada, el miércoles.
Con la nueva normativa del Principado, por delante quedan solo una veintena de días para capturar salmones, con un cupo máximo de tres ejemplares por pescador. Las normas, como es habitual, han suscitado controversia entre los aficionados. Los resultados serán los que, finalmente, dicten sentencia.

Maquinistas por un día

Isabel García Fernández / El Progreso (Ribadeo)

El viejo tren de Vilaoudrid, que transportaba el mineral del hierro desde las minas pontenovesas hasta su descarga en barcos de la ría ribadense, dejó de funcionar en los años sesenta del pasado siglo. Pero mañana resucita, al menos por un día, gracias a una exposición y a unas jornadas abiertas al público que acogerá el hotel ribadense La Balastrera.
El hostelero Lorenzo López Casais le prestó su colaboración al presidente de la asociación de amigos del ferrocarril de Ferrol, Manuel del Río, para recoger y mostrar este pasado ferroviario de A Mariña oriental. Los alcaldes de A Pontenova, Darío Campos, y de Trabada, José Manuel Yanes, han aportado diverso material a la muestra y estarán presentes en su inauguración, al igual que el presidente provincial, José Ramón Gómez Besteiro.
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