La de ayer fue una jornada de viento y de incendios en el norte y centro de la provincia de Lugo. Al cierre de esta edición permanecía activo el incendio forestal declarado inicialmente de nivel I en Santalla (Ribeira de Piquín), donde ya se habían quemado más de 80 hectáreas de monte. Siete agentes, 17 brigadas, 9 motobombas y una pala trabajaban para sofocar el fuego.
Verdaderos momentos de angustia vivieron los habitantes de los pueblos de Vilarpescozo y Moleiras, en Santalla. Los siete vecinos que residen habitualmente en Vilarpescozo tuvieron que aplicarse duramente para que el fuego que prendió en el monte no llegara a sus casas. Las llamas alcanzaron una edificación anexa a una vivienda y fue preciso derribar tabiques y librar de piezas de madera el alpendre para evitar que el fuego llegara a la la casa. En este lugar el fuego afectó a otros dos alpendres, que sufrieron menos daños. En un primer momento los vecinos usaron cubos, cisternas del purín y otros medios a su alcance. No descansaron hasta que llegaron los efectivos de una brigada. Distintas fuentes confirmaron que la casa de turismo rural del lugar estaba vacía este fin de semana. CIG-Autonómica Lugo advertía ayer en un comunicado que el fuego avanzaba hacia A Pontenova y A Fonsagrada y confirmaba la existencia de un miembro de una brigada herido.