Lugo amaba el tren. Soñaba con locomotoras que cruzarían la provincia, trazaba planes de futuro y dibujaba horizontes de prosperidad... Pero el ferrocarril se mostró huidizo o displicente, se hizo de rogar, y la pasión y el interés se enfriaron, no se sabe si para siempre. La estación de tren de Lugo es hoy, durante buena parte del día, la antítesis del ir y venir de viajeros y de convoyes que se suponen consustanciales al tráfico ferroviario. Sin embargo, las reiteradas demandas y los argumentos con los que distintas zonas de la provincia, hace casi cien años, reclamaban un tren -que sería parte del Ferrocarril Central Gallego, con salida en Marín y con llegada en Ribadeo pasando por la ciudad amurallada- se leen con interés, y están más apoyadas en la promoción de intereses locales que en eslóganes y gestos que hoy parecen más bien pensados para la galería.
Un pionero madrugador. Solo 15 años, los que van de 1848 a 1863, separan la apertura de la primera línea férrea de España, Barcelona-Mataró, del primer proyecto de tren Lugo-Ribadeo. Saldría de Monforte, y de la capital de la provincia a la desembocadura del Eo recorrería 105 kilómetros. Un viaducto en Cruz da Cancela, lugar de Mondoñedo limítrofe con Riotorto y muy cercano a A Pastoriza, sería una de las obras más destacadas del proyecto. Su autor fue el ribadense Segundo Moreno Torres, y su ejemplo pronto tendría continuadores.
las disputas
Por Vilalba y Mondoñedo o por Meira, un dilema apasionado. Un proyecto posterior a ese primero -el autor de este reportaje no puede precisar la fecha- dibuja un trazado de Lugo a Ribadeo por Meira con un ramal a Mondoñedo que saldría aproximadamente a la altura del actual municipio de A Pontenova. Puede verse como una solución ecléctica, ya que sobre