miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Cobran mucho los alcaldes? Juzgue usted


Roberto L. Blanco Valdés
Catedrático de Derecho Constitucional USC


Juan Oliver y una numerosa lista de sus compañeros periodistas firmaban anteayer en La Voz un gran reportaje sobre los sueldos de varios alcaldes de pequeños municipios, es decir, de municipios que, según la lógica administrativa y económica, no deberían existir: el de Celanova (5.906 habitantes) cobra 63.000 euros anuales; el de Muras (784), 54.306; el de A Pontenova (2.732), 51.450; el de Lourenzá (2.500), 51.000; la de A Bola (1.500), 49.000; el de Frades (2.700), 50.500; el de Meaño (6.000), 52.000; el de A Fonsagrada (4.400), más de 50.000; el de Cerdedo (3.000), 51.600; el de Barreiros (3.200), 50.300; el de Xove (3.500), 54.000; y el de Ribas de Sil (1.000), 50.000. El resumen es más que significativo: hay 55 municipios de menos de 10.000 habitantes cuyos alcaldes cobran más de 40.000 euros anuales.
Cuando se juzga si el montante de esos sueldos está justificado es habitual contrastarlos con los de quienes cobran mucho menos: el parado que percibe una prestación de desempleo, el mileurista con estudios universitarios o el empleado público o privado que
no llega ni de lejos a esas cifras. Ese cotejo suele ser despachado por los afectados y sus partidos como pura demagogia.
Para evitar ese juicio, considero aleccionador comparar con lo que gana un trabajador en el tope de su competencia profesional. Por hablar de lo que conozco, digamos un catedrático de universidad, funcionario de nivel 29, sabiendo que 30 es el máximo en la Administración, reservado solo a altos cargos y a personas que lo consolidan de forma excepcional. Para hacer el paralelismo más significativo pongamos el caso de un catedrático que lleva 30 años de servicios, que tiene los trienios de su edad, la totalidad de los quinquenios posibles por méritos docentes (6 de 6) y casi el máximo de sexenios de méritos investigadores (5 de 6), pues por sus años no puede tener más.
Llegar a ese puesto, y a la remuneración que les diré, le ha exigido a ese catedrático imaginario (pero real como la vida misma) hacer una carrera universitaria de cinco años, obtener un magnífico expediente -pues solo así podía entrarse hace tres décadas en la universidad-, hacer un examen de grado, una oposición de titular (para la que debía escribir un libro) y luego una oposición de catedrático (para la que debía escribir un libro más). Mientras tanto, ha publicado otra docena y media de libros, asistido a más de 300 congresos, publicado más de 200 artículos en libros colectivos y revistas especializadas, dado miles de clases, corregido decenas de miles de exámenes y, entre otras muchas cosas, dirigido varias tesis doctorales. ¿Cuánto creen ustedes que gana el profesor de nuestro ejemplo? Pues 67.980 euros al año, 4.980 más que el alcalde de Celanova y en torno a 12.000 más que la mayoría de los citados previamente. ¿Les parece lógico? Ustedes mismos juzgarán.



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