miércoles, 7 de mayo de 2008

A Pontenova: historia, localización, demografía, patrimonio artístico, socioeconomia, turismo y ocio, parroquias, etc…


Hoy vamos a indagar un poco sobre este pequeño pueblo de A Mariña. Y vamos a conocer un poco de la historia de A Pontenova, su localización, demografía, patrimonio artístico, socioeconomia, turismo y ocio, parroquias, etc…

Descubre aquí A Pontenova



DATOS GENERALES:
Comarca:A Mariña Oriental
Partido Judicial: Mondoñedo
Norte: Trabada
Sur: Ribeira de Piquín y A Fonsagrada
Este: Principado de Asturias
Oeste: Riotorto
Distancia a la capital provincial: 55 km.
Superficie: 134 km2.

LOCALIZACIÓN:
El ayuntamiento de A Pontenova se encuentra situado entre las Sierras Prelitorales, que forman el reborde septentrional de la meseta lucense y de las Sierras Orientales, correspondiendo su territorio al alto valle del río Eo, cuyo curso discurre en fuerte encajonamiento entre ambas alineaciones montañosas, por la alternancia de materiales líticos. Desde el punto de vista físico, la yuxtaposición de áreas montañosas poco rigurosas, limitadas por abruptas pendientes y valles fluviales de desigual amplitud son la principal característica del marco físico de A Pontenova. Desde el punto de vista formal dominan los materiales del Cámbrico y del Ordovícico, sobre todo las rocas metamórficas como pizarras, cuarcitas o areniscas. El relieve municipal aparece configurado por tres unidades: la Sierra de Pousadoiro, continuación septentrional de la Sierra de Meira, con la que presenta varias similitudes; haciendo de límite natural con Asturias se encuentra el segundo conjunto montañoso del municipio. Esta barrera adopta una orientación paralela a la Sierra de Pousadoiro, constituyendo por el Norte el último eslabón de las Sierras Orientales Gallegas, aunque la elevación es mediocre, debido a la erosión lineal provocada por los cursos fluviales. La tercera unidad, ocupando una posición central, es el valle del Eo, con perfil en V. Su cuenca organiza la red fluvial del municipio y su curso ha aprovechado una fractura tardoherciniana de dirección N-S. Sus riberas se constituyen en excelentes zonas aptas tanto para la localización humana como para el cultivo. Climatológicamente estamos ante un clima oceánico húmedo con matiz de montaña, fruto de la influencia de los vientos húmedos del Norte y del carácter semimontañoso del municipio. La temperaturas son moderadas en invierno y cálidas en verano y las precipitaciones abundantes, con ocho meses de lluvia al año (octubre a mayo) y un mínimo estival en el mes de julio. Desde el punto de vista edafológico se puede hablar de dos tipos de suelos: el cambisol húmico y el ránker dístrico. El primero en el valle y, el segundo en las áreas montañosas. La vegetación se ha visto profundamente transformada por la acción del hombre, lo cual conllevó la degradación del bosque clímax y su sustitución parcial por especies arbóreas importadas o por extensas superficies de vegetación arbustiva. El paisaje vegetal originario correspondería a la asociación compuesta por carballos, castaños y abedules, mientras las coníferas (pino) han logrado desarrollarse considerablemente, tras la repoblación, en las zonas de clima no excesivamente rudo.
Superficie: 134 Km2.
Montes: Cerrochán (776 m.); Valinquete (666 m.); Coto de Frades (961 m.); Monte Pruidas (873 m.); Caleiro (802 m.); Chao de Fontangordo (767 m.); Couto de Regocorto (650 m.); Parrón (647 m.); Loma de Grandela (566 m.); Escrita (476 m.); Alto do Rego (547 m.); Contal (579 m.).
Ríos: Eo; Turia; Bidueiro; Sto. Estevo.
Arroyos: Cabadosa; Vilaouruz.
Temperatura media: 13 ºC.
Precipitaciones: 1.300 mm./anuales

DEMOGRAFÍA:
Demográficamente, A Pontenova presenta unas características similares a las de otras zonas del medio rural, es decir, descenso del número de habitantes debido, entre otros factores, al éxodo campo-ciudad. En el periodo 1910 a 1981, la población del municipio experimentó un descenso del 35'7%, pasando de 6.700 habitantes en la primera fecha a 4.298 en la segunda, lo cual suponía una densidad de población de 32'3 hab./Km2., netamente inferior a la media provincial. Ya en el año 1991, la población era de 3.647 habitantes, mientras que la densidad se situaba ya en los 27 hab./Km2. Las causas de esta caída demográfica habría que retrotraerlas a la emigración, dirigida en un principio hacia los países sudamericanos, y más tarde a Europa, y ocasionada en parte por la suspensión de los trabajos mineros que empleaban mano de obra; y por otro al envejecimiento de la población, ya que el porcentaje de pobladores adultos es alto, siendo consecuentemente la tasa de natalidad baja (9-10%), y la de mortalidad elevada (9-10%), lo cual hace estabilizar el crecimiento. No obstante, los datos de la capital municipal son más esperanzadores, lo cual permite esperar un ligero ascenso en el futuro.
Censo: 3.647 habitantes (en 1991)
Densidad: 27 hab./Km2.

HISTORIA:
Ubicada en la histórica "Tierra de Miranda", camino y paso hacia el mar de Ribadeo y Asturias, A Pontenova fue solar de hidalgas estirpes. El primer dato que salta a la vista del viajero observador es su mismo nombre. Sin lugar a dudas, "Puentenuevo", alude a la existencia, en tiempos remotos de otro puente más antiguo o viejo, que haya cruzado el cauce de su principal arteria fluvial, como vía de acceso a la otra orilla donde ya se explotaban yacimientos mineros desde épocas antiquísimas. Existen pruebas arqueológicas que certifican que estas tierras estaban pobladas en los albores de la Edad de Piedra, momento en que el hombre vivía del río y de los bosques. Más tarde, aparecen los primeros castros: Os Goios (Vilaboa), A Picota (Vilameá) o Pico da Serra en Bogo, entre otros. Es bien seguro que los romanos también explotaron estos parajes y sus riquezas, aunque no existen muchos vestigios que lo corroboren. Sin embargo, parece probable que el trazado de la Carretera Nacional Lugo-Asturias, discurra sobre la antigua calzada por ellos construida y, que más tarde serviría de vía de penetración a suevos y árabes, durante sus correrías por el norte peninsular. Durante la Edad Media, toda la comarca estuvo dominada por el monacato, que colonizó y repobló las tierras abandonadas por los sarracenos. Prueba de ello son los abundantes templos y construcciones religiosas que se conservan de esta época, cuyo máximo exponente es el monasterio de Meira, construido en el siglo XII por la orden del Císter. La titularidad laica también tuvo posesiones dentro del término municipal. Señorío laico y eclesiástico se repartían la posesión de las tierras de A Pontenova, aunque fue la iglesia quien alcanzó un patrimonio colosal, ante la avalancha de donaciones que recibía tanto de la realeza como del pueblo llano, para remisión de sus pecados. A partir del siglo XII empieza a aparecer en la documentación referencias sobre la "Villa de Goyos" entre las propiedades del Monasterio de Meira, antecedente de la actual Pontenova. Declinado el poder de la iglesia, las tierras de esta comarca pertenecieron a varias casas nobles como los Pardo de Cela, los Osorio, los Losada y los Miranda. En el siglo XVIII hubo dos fenómenos sociales que afectaron a las tierras de Miranda. Uno de ellos fue la fundación de la gran fábrica de Sargadelos, en el municipio de Cervo, lugar del cual salieron los ladrillos que sirvieron para construir los hornos de las minas de Vilaodriz. El otro factor que condicionó la vida de estas tierras fue, ya en el siglo XIX, la puesta en explotación de los yacimientos de limonita por parte de una sociedad vasca, explotación que continuó hasta la guerra española (1936-39) y que le confirió a Pontenova el carácter comercial que aún mantiene. La importancia de esta actividad hizo que se construyera un ferrocarril que se puso en funcionamiento en 1905 para transportar el mineral hacia el puerto de Ribadeo. Durante esta centuria la emigración a Cuba y Argentina azotó estas tierras. Finalmente, mencionar que a principios del siglo XIX el término aparecía dividido en tres ayuntamientos: Conforto, Miranda y Vilameá, pasando a ser dos a partir de 1845: Vilaoudriz y Vilameá. Este último cambió su nombre por el de Puente Nuevo en el año 1950, y poco después (1963) se aprobó la fusión de los ayuntamientos de Vilaoudriz y A Ponte Nova, pasando a denominarse Ponte Nova-Vilaoudriz. El 9 de junio de 1979 se acordó la denominación actual: A Pontenova.
Vestigios arqueológicos: Mámoas y medorras de Xudán; Castro de Vilar (Conforto); Castro de Goios; Castro de Rececende; Castro de Vilaboa; Castro de Picota (Vilameá); Castro de Salmeán; Finca dos Castros; Pico da Serra; As Croas; Vilar y Forno dos Mouros.

PATRIMONIO ARTÍSTICO:
En general el patrimonio artístico de A Pontenova es de una gran riqueza y variedad destacando sus numerosísimas capillas e iglesias, sobre todo entre los siglos XV al XIX, junto con las tallas, esculturas, retablos, etc. que albergan, además de la arquitectura civil con sus pazos señoriales y la industrial con sus emblemáticos Hornos de Vilaodriz, singulares construcciones que surgieron al amparo de las explotaciones mineras como hornos de calcinación y que se han convertido en un ejemplo de arquitectura industrial de principios de siglo. La arquitectura religiosa tiene una gran tradición puesto que hubo en estas tierras varias fundaciones monásticas, esta religiosidad se refleja en las abundantes capillas, ermitas y eremitorios sitas en todas las parroquias como la de Berreiros con imagen del s. XVIII, dos en Río Campos: una con imagen de San Sidro del s. XVI y otra particular de la Casa de Gallo con complementos de los s.s. XVI-XVII-XVIII, Sanxés con retablo del s. XVII, capilla "do Marqués" de propiedad particular construida en el año 1775, Teixedais con imagen de Sta. Marina del s. XV, de Mota también en Teixedais es del año 1789 y de propiedad particular, Vilarxuane, del siglo XVI y XVII y Vilarxubín, moderna, en Bogo; en Conforto están las capillas de Boulloso, particular, Candaedos, Doirio, Dobrín, da Ermita, de Herbelle, de Labrada, de Pacios, de San Mamede, de Souto de Mogos, de Valín de Arcas, do Vilar, de Xusto y de casa de Cancio, algunas con interesantes tallas de los siglos XVI al XVIII; en Vilaboa la capilla da Ermida de origen románico, la de Aldeguer, de Fontangordo, de Neipín, de San Paio, de Villeimil, de Vilargondurfe y de Meiraga, todas ellas anteriores al siglo XVII y con tallas populares; en Vilameá las de Liñeiras, Santa Apolonia, Santalla y Xinzo con arte mueble de los s.s. XVIII y XIX; en Vilaouriz el santuario de la ermita de Cova, que posee un incensario gótico de metal del siglo XVI; en Vilarmide la capilla de Navallos y la de San Pedro Fiz con imágenes del s. XVIII; en Xudán las de Beche, Eirexúa, Lamarcide, San Sidro, Vilaxe y la del Pazo de Vilaxe; en A Pontenova las de Foxas, Saldoira, San Briz y Lavandeira; en Rececende las de Acebro, de Insua y la cueva de Augas Santas. De sus diez iglesias parroquiales destacamos la de Conforto, de los siglos XVII y XVIII, que tiene grandes proporciones y una decoración bastante sobria a excepción de las portadas y el panteón de Gregorio Pérez de Pacios, son interesantes sus retablos siendo el mayor pintado en 1681 mientras que los del Rosario y el Carmen del s. XVIII y el del Santo Cristo de 1812, sus bóvedas tienen pinturas de 1785 y las labores de rejería también son singulares. La iglesia de Vilaboa es obra de la primera mitad del siglo XVIII al igual que sus retablos. En la iglesia de Vilameá destaca el retablo rococó del siglo XVIII y la pila bautismal del mismo siglo. El templo de Vilaodriz es del siglo XVII pero con restos medievales, siendo el retablo del siglo XVII. La iglesia de Vilaouriz fue totalmente reconstruida en el siglo XVIII y sus tallas y cálices son de la misma época. La parroquial de Vilarmide tiene una inscripción que proclama su fábrica en 1787 y finalmente, la de Xudán es del siglo XVIII con imágenes del XVIII y XIX. La arquitectura civil tiene notables edificios como la Casa de Torre (Saldoira, Pontenova) con inscripción en el dintel y en la misma parroquia la de Solar con escudo de los Miranda. En Vilaodrid fue casa principal la de Salmeán que tuvo escudo y capilla. El pazo de Vilaxe en Xudán tiene dos escudos pareados con inscripciones del año 1583 y en la capilla del Prazo en el retablo hay una inscripción de 1764. Siguiendo con la arquitectura civil son dignas de mención las herrerías típicas de la zona como la de Bogo-Vilaboa con una tipología peculiar en función de su utilidad.
Iglesias: Bricio y Fuente del Santo; Conforto (s.s. XVII-XVIII); Parroquial de A Pontenova; Sto. Estevo y, San Xoán de Rececende (s. XVIII); Vilaboa (s. XVIII); Vilameá; Vilaodriz (s. XVII); Vilaouriz (s. XVIII); Vilarmide; Xudán; San Pedro de Bogo.
Capillas: Boulloso, Candeados, Coirío, Dodrín, Ermida, Herbelle, Labrada, Pacios, San Mamede, Souto de Mogos, Valín de Arcas, Vilar, Foxas, Saldoira, San Briz, Lavandeira (A Pontenova); Acebro, da Insua, (Rececende); Ermida, Aldeguer, Fontangordo, Neipin, San Paio, Villeimil, Vilargondulfe, Meirago (Vilaboa); Liñeiras, Sta. Apolonia, Santalla, Xinzo (Vilameá); Rea, Sebes (Vilaodriz); Santuario de Cova (Vilaouriz); Navallos y San Pedro Fiz (Vilarmide); de Beche, Eirexua, Larcide, San Sidro, Vilaxe (Xudán).
Pazos y casas: Casa do Vilar; Cancio; Casa da Torre de Saldoira; Casa Solar; Casa de Salmeán (Vilaodriz); Pazo de Vilaxe (Xudán); Oia (Villaemil-Villaboa).

SOCIOECONOMÍA:
La realidad económica del municipio de A Pontenova está marcada por el sector primario, que ocupa al 45'68 por ciento de la población activa. La agricultura se encuentra condicionada por el medio físico, a lo que se une la falta de recursos técnicos, una propiedad muy fragmentada y el elevado envejecimiento de la población. Trigo, maíz y patatas son los cultivos más generalizados en el seno de una actividad que busca y encuentra su complemento en las explotaciones madereras. De cualquier manera, se está realizando un gran esfuerzo para modernizar la agricultura en las zonas más aptas, tratando de aumentar los niveles de productividad. La ganadería es una actividad poco especializada en la que el bovino representa el 71'93 por ciento del ganado censado, seguido del porcino y en lugares más distantes el ovino, caprino y caballar. La industria ocupa un 15'45 de la población activa, destacando la fábrica de carrocetas IPV, mientras la construcción emplea a un 10 por ciento del total de trabajadores. El sector terciario (28 por ciento) se encuentra localizado en la capital municipal, al contar con todos los servicios comunitarios y gozar de un activo comercio que trasciende hacia las tierras de Riotorto, Ribeira de Piquín e incluso Asturias.

Industrias: mecánicas y de transformación.
Ferias y Mercados: A Pontenova (los domingos, cada quince días, alternando con las de Meira).

TURISMO Y OCIO:

Por sus condiciones naturales, el municipio de A Pontenova cuenta con buenas aptitudes para el desarrollo de actividades al aire libre. Al lado de la belleza de sus paisajes, entre los que destaca el propio valle del Eo, encontraremos un rico patrimonio artístico y cultural.
RUTAS y EXCURSIONES
Camino de Santiago", Ruta Interior
Desde Ribadeo y pasando por tierras de Trabada, Trapa y Santo Tomé llegaremos a Vilafernando, donde se inicia esta ruta del interior que pasa por Santiago de Abres. La particularidad de este vial de peregrinación es el hecho de que el propio camino nos interna tangencialmente en tierras de Asturias, para penetrar nuevamente en Galicia siguiendo el camino paralelo al Rego do Cairo hasta alcanzar, primero, Saldoiriña y seguidamente Hervelle, Veigadapada y siguiendo el curso del Eo, A Pontenova.
Rutas de senderismo en Taramundi y Teixois
Oportunidad de acercarnos a Taramundi y al conjunto etnográfico de Teixois aunque sea ya fuera de los límites municipales.
Visita a la Ferrería de Bogo
Conjunto etnográfico ubicado en un entorno privilegiado. La herrería fue fundada en 1534 y reconstruida en el siglo XVIII.
Visita al pazo de Vilaxe
A 4 kilómetros de A Pontenova nos encontramos con el también llamado pazo de Trelles o Pimentel. Esta construido en losas de pizarra, con dinteles y esquinales de granito. El edificio tiene planta rectangular, con añadidos recientes. Además de una pequeña torre de tres cuerpos, completan el conjunto dos torres octogonales, una capilla y un hórreo.
Visita a la iglesia de Conforto
Se concluyó su construcción en el año 1664, bajo las órdenes del arquitecto y regidor de Vivero, Diego Ibáñez Pacheco. En su interior se conservan valiosos retablos de los siglos XVI, XVII y XVIII, así como un rico mobiliario dieciochesco.
Visita a los hornos de A Pontenova
Vestigio de lo que fue el tejido industrial de la Galicia de principios del siglo XX. El conjunto está formado por cinco chimeneas, rodeadas de un área de esparcimiento en la margen derecha del río Eo.
Ruta das Reigadas
A lo largo de 12 kilómetros se hace senderismo por la fraga del mismo nombre al tiempo que se conocen las herrerías del ayuntamiento, los tradicionales molinos, y la flora y fauna autóctona.
Ruta del Eo
Discurre por la antigua vía del ferrocarril de la mina desde la que parten además otras subrutas para visitar las minas de Boulloso.
El apartado artesanal está íntimamente relacionado con el pasado minero de la comarca. Esta explotación y transformación del hierro nos ha dejado su huella tanto en la toponimia como en la antroponimia medieval. En la actualidad perdura la elaboración artesanal de las prestigiosas navajas de la zona, cuyo mango, de nobles maderas decoradas a mano, las caracteriza. A su lado conviven tejedoras, tallistas y zoqueiros.
La gastronomía tiene en estas tierras de Miranda un lugar de privilegio. Sin temor a equivocarnos, el salmón junto con las truchas y las anguilas son las especialidades culinarias de estas tierras. A su lado, completando la oferta culinaria se encuentran los derivados del cerdo, las empanadas y los exquisitos postres de elaboración artesanal.
Fiestas y Romerías: Fiesta de la Trucha (principios de mayo); Fiesta de San Lucas (primer domingo de feria del mes de octubre); Romería de Nuestra Señora de Conforto, en Conforto (8 de septiembre); Romería de San Pedro Fiz, en Vilarmide (primer domingo de agosto); San Xoán en Rececende (24 de junio); As Neves, en Vilameá (primer domingo de agosto); Santo Estevo, en Santo Estevo (primer domingo de junio); Domingo de Pascua, en Vilaoudriz; San Pedro, en Bogo (junio).

PARROQUIAS:
Bogo, San Pedro de
Parroquia perteneciente al arciprestazgo de Miranda. En 1991 contaba con 244 habitantes distribuidos entre las entidades de Barreiros, Machuco, Río de Campos, San Pedro de Bogo, Sanxés, Teixedáis, Vilarxuán y Vilarxubín, con una densidad media para el mismo año de 12´2 hab/km2.
Conforto, Sta. María de
Parroquia perteneciente al arciprestazgo de Miranda. En el año 1991 contaba con 443 habitantes distribuidos entre las entidades de Boulloso, Candaedos, Coirio, Conforto, Dodrín, Erbelle, A Ermida, Figueirúa, Labrada, Meusende, Pacios, Saldoiriña, San Mamede, Souto de Mogos, Valindarcas, Veiga da Pada y Vilar, con una densidad media de 22´8 hab/km2. El antiguo titular de esta parroquia fue San Bernabeu pero a partir de 1450 ya está establecida Santa María. Asimismo una escultura de la patrona apareció en unas excavaciones realizadas en la fuente de la Virgen. En esta parroquia hay numerosas capillas diseminadas por doquier.
Pontenova, A, Corazón de Xesús
Parroquia perteneciente al arciprestazgo de Miranda. Limita al Norte con Vilaouriz; al Sur con Vilameá y Vilaodriz; al Este con Conforto y, al Oeste con Santo Estevo y San Xoán de Rececende. En el año 1991 contaba con 1.086 habitantes distribuidos entre las entidades de Castelo, Cova, Foxas, Goios y A Pontenova, capital del municipio, siendo la densidad media de población de 124´8 hab/km2. En esta parroquia hay varias capillas.
Rececende, Sto. Estevo de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por los términos parroquiales de Vilapena y Vilaformán por el Norte; San Xoán de Rececende por el Sur; Vilaformán, Vilauriz y A Pontenova por el Este y, Moxueira y Riotorto por el Oeste. En el año 1991 contaba con 152 habitantes agrupados en las entidades de Acebro, Insua y Sto. Estevo, siendo la densidad media, para el mismo año de 15'2 hab./Km2. En el barrio de O Acebro hay una capilla dedicada a San Antón de Padua, de planta rectangular y retablo barroco. En las inmediaciones del lugar de O Santo Estevo se encuentra el castro del mismo nombre.
Rececende, San Xoán de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por las parroquias de Sto. Estevo de Rececende por el Norte; Xudán y Vilameá por el Sur; A Pontenova y Vilameá por el Este y, Riotorto y Espasande por el Oeste. Según el censo de 1991 contaba con 316 habitantes agrupados en las entidades de Cabana, Currás, Rececende, Roxas y Vilar. En el año 1263 el abad del convento de Santa María de Meira hace permuta de varias iglesias y posesiones con el obispo de Mondoñedo Munio, quien recibe, entre otras, las de San Xoán de Rececende, con su villa y parroquia. El templo parroquial, reedificado en 1769, se restauró nuevamente en el año 1978. En sus cercanías había una cueva denominada de As Augas Santas o de San Xoán, a la que acudían muchos fieles del entorno geográfico, para pasar por su barro a niños enfermos.
Vilaboa, San Xián de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por Vilameá y Vilaodriz por el Norte; Carballido por el Sur; Bogo por el Este y, Vilarmide y Xudán por el Oeste. Sus 391 habitantes se encuentran agrupados en las entidades de Aldeguer, Fontangordo, Neipús, Panturreira, San Paio, Vilaboa, Vilaeimil y Vilargondurfe, siendo la densidad media, para el mismo año, de 17'3 hab./km2. Esta parroquia estuvo vinculada al monasterio de Santa María de Meira y, más tarde pasó a la diócesis ovetense, reintegrándose a la de Mondoñedo en 1954.
Vilameá, San Vicente de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por A Pontenova y San Xoán de Rececende por el Norte; Xudán y Vilaboa por el Sur, Vilaodriz por el Este y, Xudán y San Xoán de Rececende por el Oeste. Según el censo de 1991 tenía 391 habitantes agrupados en las entidades de Liñeiras, Santalla, Vilameá y Xinzo, siendo la densidad media, para el mismo año, de 44'9 hab./Km2.
Vilaodriz, Santiago de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por A Pontenova por el Norte; Vilaboa por el Sur; Vilaboa y Conforto por el Este y, Vilameá por el Oeste. En el año 1991 contaba con 178 habitantes agrupados en las entidades de Salmeán y Vilaodriz, siendo la densidad media, para el mismo año, de 31'8 hab./Km2. El templo parroquial, remozado en el siglo XVIII, presenta signos románicos.
Vilaouriz, San Martiño de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por Sante por el Norte; A Pontenova por el Sur; Asturias por el Este y, Sto. Estevo de Rececende por el Oeste. En el año 1991 contaba con 82 habitantes agrupados en la entidad del mismo nombre, siendo la densidad media, para el mismo año, de 16'4 hab./Km2.
Vilarmide, San Salvador de
Feligresía perteneciente al arciprestazgo de Miranda, delimitada por Vilaboa por el Norte y por Este; Acebro por el Sur y, Vilaboa y Galegos por el Oeste. En el año 1991 contaba con 84 habitantes agrupados en las entidades de Navallo, Vilarmide y Vilarmirón, siendo la densidad media, para el mismo año, de 7 hab./Km2.
Xudán, Sta. María Madalena de
Feligresía con historia, según Xosé Ramón Onega, en la que se conservan varias medorras y enterramientos prehistóricos que nos hablan de su pasado histórico. También, según el mismo autor, Xudán fue tierra de judíos, que se instalaron a lo largo de la vía Lugo-Vegadeo en la Edad Media, para dedicarse al comercio. Buena prueba de ello son la existencia de una casa en Valmonte, denominada Zacariade (de Zacarías, nombre hebreo); una finca en Doncide (Silva-Pol), denominada Sinagoga y los pueblos de Torneiros y Ferreiros (ambos de Pol), donde se localizaban industrias gremiales controladas por judíos.

EL CASTRO DO BISPO (RECECENDE, A PONTENOVA) Y SU CONTORNO.



Después de ver el repetido interés que en los medios de comunicación causaron determinadas noticias sobre el Castro do Bispo, sito en el barrio de Currás, parroquia de San Xoán de Rececende, en el ayuntamiento de la Pontenova, no nos resistimos a dar algunos datos más concretos sobre el referido Castro y su entorno.
Este Castro está ubicado en la margen derecha del río Torto, afluente del Eo, en una elevación de poca altura y muy próximo a aquel río, que lo rodea por el Norte, Este y Oeste, lado en el que se halla A Ponte de Don Benito, nombre que data de más de doscientos años, cuando vivía tal señor, hidalgo empadronado como noble en 1790 y vecino del barrio de las Roxas. De aquel puente a la carretera de A Pontenova habrá unos cincuenta metros, y en el sitio de la Chousa das Roxas, en la parte Sur se ve la falda “trasera” del Castro. Otros cincuenta metros más arriba se advierten aún restos de unas excavaciones que se extienden en una franja de unos doscientos metros de largo por unos veinticinco de anchura, y en las que todavía era posible apreciar varios muros en estado de conservación muy diverso, unas circulares y otras rectas, todas ellas cubiertas hoy por ramas de árboles que fueron talados en aquel lugar. Todo esto indica la existencia de una ocupación anterior a la época actual, sea coetánea o posterior al poblamiento del citado Castro.

Al mismo tiempo, y quizás como dependencias auxiliares del propio Castro, unos cien metros más arriba (Foto 1), hay una gran fosa excavada, que, dicen, fue “barrera” de la que se extraía el material para la elaboración de cerámica, y lo cierto es que a la entrada da tal foso existían las paredes de lo que parecen ser dos pequeñas casas o cabañas donde se supone que hacían su trabajo los alfareros.

Hace años que en el Castro se encontraron varios objetos de cerámica, como platos pequeños y grandes y todos “moi bonitos”, que después rompieron los niños jugando con ellos al ignorar su valor histórico, aunque sí se conservó una jarra para echar vino los días de fiesta o de mallas de trigo, jarra a la que le llamaban “a garza” por la similitud de la forma. También aparecieron ollas de barro llenas de un polvo amarillo (¿oro?), que rompieron y esparcieron por el suelo sin darle importancia, creyendo que se trataba de una broma.

Este conjunto castreño está rodeado por dos riachuelos: por el Este el de las Tercias y por el Oeste el de As Regas, que nace por debajo de la citada “barrera”. Monte arriba no está lejos la Pena da Escrita, desde el lugar de Currás hasta la cima; en el centro de ésta las rocas se separan o se abren como para dejar un fácil acceso al otro lado. Parece ser que este paso fue el Camiño Real que desde la Terra de Miranda se dirigía a Meira y a Lugo. Desde lo alto se dominaba prácticamente todo el Val de Miranda, al Oeste Riotorto y luego las tierras de Bretoña y Mondoñedo, al Este Vilameá, Vilaodriz, Conforto y los montes que son ya de Asturias, mientras al frente queda todo Rececende (San Xoán y San Estevo). Siguiendo el camino está la Pena Posta, que junto con la Escrita marcan los antiguos límites de Rececende con Vilameá y Riotorto respectivamente.Vecinos de Currás cuentan que en una de las peñas había inscripciones (que nosotros no pudimos ver) y el nombre de Pena Escrita así lo indicaría.

Así pues, el asentamiento castreño ocupaba un lugar propicio, con agua abundante y es de cómodo acceso, además de la garantía de dominar la comarca desde lo alto para controlar todo tipo de contingencia o acercamiento de gentes desconocidas.

Concretaremos ahora algo más sobre los restos existentes en la periferia del Castro do Bispo. Por la parte de arriba, entre los vestigios de antiguos poblados y la citada barrera, hay una pared de unos 40 o 50 m. de largo dispuesta en dirección Norte-Sur; es semejante a las que es frecuente encontrar en los “vedros” de monte donde se cavaba para sembrar trigo y otros cereales así como para pastoreo de ganado. El dicho muro, además , funcionaba como un reloj de sol: cuando no hacía sombra para ningún lado, era mediodía y por lo tanto hora de ir a comer y reposar; dada su ubicación central en relación a su entorno, tanto para los trabajadores del campo como para los alfareros de la barrera, su utilidad era indudable.

Río abajo, y a unos doscientos metros del Castro, se aprecian unos cortes o excavaciones en el terreno que, a decir de un ingeniero de concentración parcelaria, parecen ser explotaciones mineras auríferas de época romana. Un poco más adelante baja el riachuelo llamado Rego de Cides, que hace de límite entre las parroquias de Rececende y Vilameá (lugares de Currás y Liñeiras respectivamente), y de él arranca un viejo canal, hoy muy derrumbado, que hasta hace poco regaba unos prados pero pasando antes por una excavación que bien pudo ser un lavadero de mineral extraído más arriba. Hacia abajo está río Torto, que confluye con el Eo tres quilómetros más adelante, y unos mil metros después, el Pozo da Ola, un buen arenal hoy convertido en playa fluvial de A Pontenova. Aquí, cuando las minas y hornos de Vilaodriz estaban en funcionamiento, los operarios se bañaban en el dicho arenal, en el que, según cuentan, encontraban pepitas de oro que quizás haya que relacionar con el polvo de oro encontrado hace años en el Castro do Bispo.

Enfrente de la otra orilla del río Torto está la aldea de As Roxas, que ocupa la parte alta del lugar llamado Castro Vello, dedicado a labradío y donde los vecinos, al parecer, encontraban piedras y losas “afumadas”, buscando tesoros por debajo de ellas, de la misma manera que sucedía en otros terrenos situados más abajo y que lleva el significativo nombre de “As Angrobas”. Un poco más al Oeste, en el lugar llamado O Retorno, dicen que aparecían restos de sepulturas de losas clavadas.

Como se puede observar, hace siglos que en todo este contorno hubo un poblamiento muy activo en distintos trabajos y profesiones, ya que también junto al Castro, en la ribera del río que llaman Prados entre Muíños, existían dos molinos que aprovechaban el agua de forma sucesiva, contradiciendo así el refrán que reza “auga pasada non move muíño”. En tiempos recientes este contorno se repobló de eucaliptos con la consiguiente destrucción y deterioración de vestigios arqueológicos, sin que nadie tome ningún tipo de medidas, e incluso puede apreciarse en las zonas citadas y cada poco tiempo cierta remoción de tierras.

En esta comarca existen otros asentamientos antiguos que ahora mencionaremos.

En la confluencia del río Torto con el Eo, y en un alto peñasco situado sobre la margen derecha de este último, está el Castro de Vilaodriz, y a más de un quilómetro monte arriba la llamada Pena del Castro.

En la margen izquierda de aquellos dos ríos y algo más distante, se ve el Castro de Vilameá o de la Picota, en el que hace años algunos vecinos se afanaban en buscar “tesouros” que seguramente nunca encontraron. En cambio, sí sabemos que en su ladera Norte y hacia la cima del monte, en el sitio llamado Muro o Murio, había restos de una construcción circular que, según dicen, era un puesto de vigilancia permanente y dependiente del propio Castro. Desde luego, este lugar tiene una muy buena situación estratégica, pues en días claros puede divisarse el mar hacia la asturiana Tapia de Casariego así como buena parte de la Mariña lucense.

Este mismo sitio sirve de límite entre Vilameá y Rececende y frente a él está el Castro do Teixo o de Mariélez, a pocos metros del riachuelo de San Estevo, que confluye con Torto poco antes del Castro do Bispo. Este Castro do Teixo se conserva bastante bien pese a que fue bastante expoliado, y aún se pueden ver unas paredes que bajan hacia la entrada de un subterráneo que parece estar en buen estado, al igual que una fosa en la que metían una vara o palanca de más de diez metros y no llegaba al fondo y si tiraban una piedra sonaba con gran y profundo estruendo. Hace años, un sarcófago que allí existía fue llevado para servir de bebedero del ganado. Por último, cruzando el riachuelo y en el monte fronterizo, cerca de Moxueira y Riotorto, hubo otro castro que fue cruzado por una pequeña carretera moderna.

Partiendo otra vez del Castro do Bispo y a poca distancia río arriba, donde se ve juntar el riachuelo de San Estevo, queda todavía en buen estado pese a los años que lleva sin trabajar, el Mazo de Riegal, llamado “de tipo romano”. En el otro lado del río hace muchos años había hornos de cocer cal, caleras, y poco después está la iglesia de San Xoán de Rececende, una de las parroquias más antiguas del Arciprestazgo de Miranda ya que figura entre las 31 que el rey Ramiro mandó reconstruir en el año 935, (con el nombre de “Recesvinde”según la España Sagrada, tomo XVIII, p.309), pues fueran destruidas por los sarracenos, lo que coincide con una leyenda que oímos contar a mi abuelo.

Siempre siguiendo el río hacia Riotorto puede haber vestigios de antiguos asentamientos, celtas o no, y quizás anteriores por razones que expondremos en otra ocasión. Ya en Riotorto nos encontramos con el sitio de Cornide, donde se juntan el riachuelo que baja de la Cruz da Cancela (límite con Mondoñedo) y el de Ferreiravella que viene de Marco de Alvare (extrema con Pastoriza), y de allí a la capital municipal (As Rodrigas) hay unos doscientos metros y otro tanto hasta el emblemático castro da Croa, verdadero símbolo de Riotorto, al que parece espiar y controlar desde su atalaya guardando el secreto de sus tesoros, leyendas y realidades, escondiéndose bajo la espesa arboleda de robles y castaños que allí, afortunadamente, aún existe.

Por su lado Noroeste, entre el río que viene de la Cruz da Cancela y las murallas del Castro, sólo hay una “pista”, antes un camino de carro, y subiendo por la misma banda existen unas grandes fosas y caminos de entrada por entre las murallas hasta llegar a la propia Croa. Por el lado Este, de menor pendiente y hoy destinado a pastizales, se advierten restos de tres o cuatro murallas más. Por el Sur pasa una carretera por donde está el barrio de Teixeiro, a poco más de 50 m. de su periferia y donde parece estar el lugar de entrada, pese a estar en la parte más cercana a la cima.

De esta Croa de Riotorto se dice que hay túneles y grandes fosas subterráneas con escaleras de acceso al río, aunque todo él está tan abandonado y oculto que es difícil comprobarlo, si bien su importancia dentro de la comarca explicaría muchos de los rasgos que le atribuyen. Según los vecinos de la zona, que trabajaban las tierras circundantes, en este Castro se encontraron varias cosas, a las que no daban importancia, destruyéndolas o vendiéndolas a otras personas. Con todo, se habla de la aparición de un torques de gran tamaño que acabó en manos de vendedores ambulantes de paños y otros productos que, a su vez, instalados en Foz, se lo vendieron a un señor de Burela y de aquí iría a parar al Museo de Lugo.

Está mejor contrastada la cita de Amor Meilán en su volumen dedicado a la provincia de Lugo en la Geografìa General del Reino de Galicia (publicada a comienzos de los años veinte) cuando recoge el hallazgo de una empuñadura de un puñal de antenas de hierro, descrita por Villa-Amil y Castro en el Museo Español de Antigüedades (de 1876, p.547) junto con otros hallazgos semejantes, incidiendo en la importancia y expansión que la civilización de Hallsttat tendría en esta comarca.

Si seguimos subiendo hasta Sta Marta de Meilán nos encontraremos con el barrio llamado “do Castro”; en Espasande de Baixo el sitio de O Castro, y un poco más arriba con el lugar “da Engroba”, nombres que por esta zona siempre suelen ir asociados.

Así pues, toda la cuenca del río Torto hasta encontrarse con el Eo estuvo muy poblada, tanto en las orillas como en las zonas de monte y laderas. Los recursos naturales eran abundantes y aún son conocidas las truchas de los ríos y riachuelos, y abundan los sotos y los robledales que proporcionan castañas y bellotas mientras en las zonas más bajas hay manzanos, perales, ciruelos, cerezos, además de otros frutos silvestres como moras, arándanos, fresas silvestres, etc., a todo lo que habría que añadir la abundancia de caza mayor y menor.

Aún podríamos citar más lugares con señales de haber sido habitados, fuesen en su día castros u otro tipo de asentamiento. Se da por cierto que don Pelayo lucho con los sarracenos en estas tierras de Miranda y del Eo en su huida hacia Asturias desde la sede episcopal de Bretoña, donde pasaría su niñez y adolescencia bajo la tutela del obispo britoniense. É Benito Vicetto quien nos lo cuenta en su Historia de Galicia (tomo X, p.190), como proporcionando credibilidad a leyendas contadas por los vecinos de la comarca, que identifican lugares donde hubo batallas entre Pelayo y los moros y señalando que “Don Pelayo, pues, salva la cuenca del Eo y vuelve otra vez a hacer la guerra de guerrillas desde nuestros ásperos desfiladeros lucenses, obligando al moro a retroceder al Eo, de cuyas márgenes igualmente los habría de desalojar” (p.199). Leyenda o realidad histórica, la cuestión es que el Castro do Bispo y todo el valle de río Torto tuvieron y tienen un interés para los investigadores de tiempos pasados.

Autor
Berto Alonso González

Publicación original
O Castro do Bispo (Rececende, A Pontenova) e o seu contorno
Croa nº11, 2001, pp. 41-44

Traducción
Ana Mª Rubiero da Pena

Versión electrónica
Enrique Jorge Montenegro Rúa


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