martes, 29 de noviembre de 2011

Vilameá, aterrorizada tras un tercer intento de incendio


Un pirómano campa a sus anchas por el barrio de Cadavedo, en Vilameá (A Pontenova). Actúa con total impunidad y descaro. Su último intento de quemar una casa -el tercero? fue el domingo a plena luz del día, a las cuatro de la tarde. Los vecinos se temen lo peor. De momento todo ha quedado en sustos, pero la dinámica del último intento hace pensar que el incendiario tiene intención real de hacer daño. «Esto é inaudito», manifestaba ayer el alcalde pontenovés, Darío Campos. Un vecino de Cadavedo y miembro de Protección Civil, Marcos Álvarez, advertía: «Ou se lle pon freo a isto ou, sen tardar moito, vai haber unha desgraza. En dez días van tres casas».
El pirómano actuó de nuevo el domingo por la tarde. Intentó quemar otra casa del barrio de Cadavedo, cuando no había nadie dentro. Su propietaria estaba cuidando precisamente a una mujer enferma que vive en la casa casi pegada, la primera que el incendiario trató de destruir. Eran las cuatro de la tarde, pero nadie lo vio, ningún vecino pudo facilitar pista alguna a la Guardia Civil, según apuntó Darío Campos.

En esta ocasión, el pirómano trató de prender el fuego en dos puntos: uno al pie de una ventana, donde la leña comenzó a arder pero por fortuna fue vista por un vecino de otro pueblo que bajaba por la carretera. Fue él quien dio la voz de alarma, a la que acudieron otros logrando sofocar rápidamente el fuego. Al instante advirtieron que el incendiario había apilado leña al pie de una puerta e intentado que prendiese, pero sin lograrlo.
«É evidente que trata de facer dano. Houbo moito risco de que ardera a casa, porque o lume estaba pegado á ventá, e se entra para dentro...», manifestaba ayer, perplejo, Marcos Álvarez. El alcalde, Darío Campos, abunda en esa teoría: «Vese que hai mala idea».
Profunda preocupación
«Chamouse á Guardia Civil, pero o domingo o cuartel está pechado. Non é lóxico o que está pasando, que naide vexa a alguén, pero así será cando o din... A ver se a Guardia Civil traballa ben e colle ao delincuente, porque os veciños teñen que estar
negros», añadió el alcalde, quien ayer mostraba un semblante de profunda preocupación: «É que como isto non se pare, pode pasar algo moi grave».
El regidor trató, no obstante, de lanzar un mensaje de tranquilidad: «Espero que a Guardia Civil tome medidas, porque imaxino que o pirómano algo terá que facer para que prenda, non irá con un mechero. Ademais, que actúe de noite aínda tería un pase, pero que o faga ás catro da tarde, a plena luz do día, cando hai xente por alí... en fin, é inaudito».
En tanto, el temor, como no podía ser de otra forma, se extiende por Cadavedo y Vilameá. Cada vez son más los vecinos, en particular mayores y que viven solos, que llegada la noche se encierran a cal y canto en sus domicilios.
Lo que parece que no ha conseguido la repercusión mediática del caso de Vilameá y la mayor frecuencia con la que patrulla la Guardia Civil es apaciguar los ánimos del pirómano. Resulta imposible no recordar lo ocurrido hace unos años a unos cuantos kilómetros en otra parroquia de A Pontenova, en Saldoira. Allí alguien prendió en al menos dos ocasiones fuego a un centro social. Al final logró su objetivo: destruirlo. También ardió totalmente una casa, donde no vivía nadie. El misterio no ha sido resuelto. El de Vilameá, de momento, tampoco.
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