domingo, 3 de octubre de 2010

Lo bueno del cambio climático


Enrique Martínez, con sus tomateras. ANDRÉS RODRÍGUEZ

Un vecino de Vilaoudriz logra en su tierra unas tomateras de más de cuatro metros de altura.
Consiguió tomates de 935 gramos y en tal abundancia que los regala para que no se pudran.
Una cifra redonda para denotar la altura de una tomatera podría ser un metro. Es corriente verlas mucho más altas, pero desde luego no como las que tiene Enrique Martínez Pérez en la parroquia pontenovesa de Vilaoudriz, donde superaron los cuatro metros de altura y donde además los tomates van en consonancia. «Tivenos de hasta 935 gramos, e de 700 e 800 gramos, moitísimos». Además, se le dan en tal cantidad que en su casa no pueden consumirlos todos y tienen que regalarlos al vecindario para que no se pudran.
PABLO VILLAPOL. El Progreso.

En realidad, reconoce, siempre tuvo buenas cosechas, pero cuenta que lo de este año es escandaloso «porque todas as hortalizas se me están dando cun tamaño que é unha cousa increíble». Enrique Martínez tiene 77 años y lleva 50 de ellos emigrado en Francia. Pasa en Vilaoudriz, aproximadamente, la primavera y el verano. Una de sus aficiones es precisamente la tierra, aunque no posee una gran superficie, sólo de unos 250 metros de largo en donde tiene un invernadero.
RIEGO . Aunque reconoce que no está seguro de por qué le está pasando esto este año en su huerta, entiende que las condiciones climatológicas le están ayudando mucho «porque moita xente tivo hortalizas enormes, coma min, aínda que non tan grandes, pero tampouco eu tuvera esto tan grande ata este ano, que empezaron a darse así», aunque también estima importante un sistema de riego de los conocidos como «gota a gota» que es subterráneo y que él cree que le está reportando unos resultados muy buenos en su terreno. Con respecto a las condiciones de su huerta, él cree que son especiales en cierto sentido, «porque normalmente é un sitio bastante seco».
Cuando está en Vilaoudriz, Enrique Martínez reconoce que trabaja con mucha frecuencia en la huerta «e vexo moi pouco a televisión ». A pesar de su edad asegura que está siempre trabajando y haciendo cosas, y añade que en este caso está «recollendo tanto, que llo dou ós veciños, que están encantados, claro». Precisamente tras sólo cuatro días de ausencia por un viaje en Barcelona, Enrique relata que cuando volvió se encontró con que «trinta kilos de tomates para recoller. Día a día colles algo, pero se deixo pasar unhos días, dánseme todos estos».
Fresas Un cultivo que sigue dándose a pesar de estar fuera de su temporada 
Otra rareza en la tierra de Enrique Martínez son las fresas. Normalmente es uno de los frutos que marca el inicio del buen tiempo. Incluso se dan durante algunos meses de invierno. Pero este año comenta que «sigo coméndoas todos os días. Estánseme dando moitísimas e cada día collo as que necesito».
En realidad, en este caso la tierra de Enrique Martínez no es nada único. En los mercados se pueden encontrar fresas a estas alturas. Algunos productores de Ribadeo explican que «as plantas conseguiron sobrevivir ás inundacións de xuño e non morreron. 
Quedaron baixo a auga, recuperáronse, e están agora dando as fresas que tiveron que dar entón». Rarezas Enrique Martínez reconoce que el clima está cambiando y cree que puede tener algo que ver en estas situaciones extrañas. Desde su experiencia, comenta por ejemplo que «antes os nabos labrábanse en agosto, e agora como non os labres máis tarde, non colles nada. Eu non sei, pero penso que si que está cambiando algo todo esto, porque pasan cousas así que non son normales».
VOLVER A PONTENOVA.ES
Copyright © 2008 PONTENOVA.ES: Términos y condiciones de uso.