Enrique Martínez, con sus tomateras. ANDRÉS RODRÍGUEZ |
Un vecino de Vilaoudriz logra en su tierra unas tomateras de más de cuatro metros de altura.
Consiguió tomates de 935 gramos y en tal abundancia que los regala para que no se pudran.
Una cifra redonda
para denotar la altura de una
tomatera podría ser un metro. Es
corriente verlas mucho más altas,
pero desde luego no como las que
tiene Enrique Martínez Pérez en
la parroquia pontenovesa de Vilaoudriz,
donde superaron los
cuatro metros de altura y donde
además los tomates van en consonancia.
«Tivenos de hasta 935
gramos, e de 700 e 800 gramos,
moitísimos». Además, se le dan
en tal cantidad que en su casa no
pueden consumirlos todos y tienen
que regalarlos al vecindario
para que no se pudran.
PABLO VILLAPOL. El Progreso.
PABLO VILLAPOL. El Progreso.
En realidad, reconoce, siempre
tuvo buenas cosechas, pero cuenta
que lo de este año es escandaloso
«porque todas as hortalizas se me
están dando cun tamaño que é
unha cousa increíble».
Enrique Martínez tiene 77
años y lleva 50 de ellos emigrado
en Francia. Pasa en Vilaoudriz,
aproximadamente, la primavera y
el verano. Una de sus aficiones es
precisamente la tierra, aunque no
posee una gran superficie, sólo de
unos 250 metros de largo en donde
tiene un invernadero.
RIEGO . Aunque reconoce que no
está seguro de por qué le está pasando
esto este año en su huerta,
entiende que las condiciones climatológicas
le están ayudando
mucho «porque moita xente tivo
hortalizas enormes, coma min,
aínda que non tan grandes, pero
tampouco eu tuvera esto tan grande
ata este ano, que empezaron
a darse así», aunque también estima
importante un sistema de
riego de los conocidos como «gota
a gota» que es subterráneo y que
él cree que le está reportando unos
resultados muy buenos en su terreno.
Con respecto a las condiciones
de su huerta, él cree que son especiales
en cierto sentido, «porque
normalmente é un sitio bastante
seco».
Cuando está en Vilaoudriz,
Enrique Martínez reconoce que
trabaja con mucha frecuencia en
la huerta «e vexo moi pouco a televisión
». A pesar de su edad asegura
que está siempre trabajando
y haciendo cosas, y añade que en
este caso está «recollendo tanto,
que llo dou ós veciños, que están
encantados, claro».
Precisamente tras sólo cuatro
días de ausencia por un viaje en
Barcelona, Enrique relata que
cuando volvió se encontró con que
«trinta kilos de tomates para recoller.
Día a día colles algo, pero se
deixo pasar unhos días, dánseme
todos estos».
Fresas
Un cultivo que sigue
dándose a pesar de
estar fuera de su
temporada
Otra rareza en la tierra de Enrique
Martínez son las fresas. Normalmente
es uno de los frutos que
marca el inicio del buen tiempo.
Incluso se dan durante algunos
meses de invierno. Pero este año
comenta que «sigo coméndoas
todos os días. Estánseme dando
moitísimas e cada día collo as que
necesito».
En realidad, en este caso
la tierra de Enrique Martínez no
es nada único. En los mercados se
pueden encontrar fresas a estas
alturas. Algunos productores de
Ribadeo explican que «as plantas
conseguiron sobrevivir ás inundacións
de xuño e non morreron.
Quedaron baixo a auga, recuperáronse,
e están agora dando as
fresas que tiveron que dar entón».
Rarezas
Enrique Martínez reconoce que el
clima está cambiando y cree que
puede tener algo que ver en estas
situaciones extrañas. Desde su
experiencia, comenta por ejemplo
que «antes os nabos labrábanse
en agosto, e agora como non os
labres máis tarde, non colles nada.
Eu non sei, pero penso que si que
está cambiando algo todo esto,
porque pasan cousas así que non
son normales».
VOLVER A PONTENOVA.ES