lunes, 31 de mayo de 2010

Más de 40 años sin eliminar consistorios


El camino a largo plazo, según expertos, sería reducir 35 municipios

S.O. - VIGO El mapa de los actuales 315 concellos en Galicia no ha registrado cambios significativos en los últimos treinta años. Las correcciones han sido mínimas y, si se analiza desde el punto de vista de la reducción, hay que remontarse a 1967, cuando Acevedo do Río se integró en Celanova.

En la historia de las entidades locales gallegas se recuerdan dos fusiones: Ramirás, en 1926 y A Pontenova, en 1963. Sí hubo alguna que otra absorción. Bajo esta fórmula, Vilagarcía incorporó Carril y Vilaxoán; Pontevedra asumió Xeve y Ponte Sampaio y Vigo, Bouzas y Lavadores. Sí hubo también incorporaciones, debido a la escisión de entidades locales. Fue el caso de Cariño, Burela y A Illa de Arousa. Pero, con estas modificaciones, el mapa apenas cambió. Tal y como reflejan las estadísticas del Ministerio de Política Territorial, en 1842 Galicia tenía 326 municipios y en 1900, 323. Hoy son 315. En toda España, disminuyó el número de ayuntamientos en más de 3.100 en el último siglo. 




En etapas de crisis financiera para las entidades locales surge el debate de la posible anexión de concellos. ¿Sería posible eliminar municipios para ganar en rentabilidad? La primera vez que se trató en serio el tema fue en 2004. Pero quedó en el aire. El actual Ejecutivo autonómico, a través de la Consellería de Presidencia, ha retomado el debate. Según fuentes del departamento que dirige Alfonso Rueda, “hay varios grupos de trabajo y cada ayuntamiento está entregando sus cifras para un estudio común”.

El excesivo municipalismo, el minifundismo político y las fuerzas del localismo en una comunidad muy atomizada, como es la gallega, complican el planteamiento de una posible pérdida de consistorios. Aunque la teoría, analizada desde los propios grupos políticos y expertos en Administración local, apunta a la urgencia de renovar el mapa municipal, los concellos se resisten a desaparecer y sería muy arriesgado, políticamente hablando, según explican los expertos, perder un concello bajo la batuta de un partido político en concreto.


La solución pasa, inicialmente, por compartir servicios y gestionar en conjunto. Esa es la teoría de especialistas en Economía Aplicada y de la propia Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp).


La lógica de la rentabilidad


Una mentalidad localista muy enraizada, unida a una cuestión de estatus y a las opciones de inserción laboral que mueve un municipio reconocido como tal son las principales trabas detectadas.


Hasta el momento, ya se ha conseguido una cooperación intermunicipal a través de mancomunidades como la de Serra do Barbanza, en la que más de cinco concellos comparten servicio de recogida de basura y compostaje. Otros ayuntamientos del área de Santiago unieron sus fuerzas, nombres y cuentas para obtener ayudas del Plan Avanza del Ministerio de Industria. Lo mismo ocurre con la puesta en marcha de las áreas metropolitanas de Vigo o A Coruña que, a juicio de los más críticos, “no acaban de arrancar”. En poco tiempo, sólo 100 concellos de Galicia tendrán más de 5.000 habitantes; los restantes 215 se quedarán con escasa población.


¿Consorcios, asociaciones, mancomunidades, absorción o fusión? Las fórmulas que se presentan para mejorar la rentabilidad y que los concellos ganen en margen de maniobra y autonomía financiera son muchas. Pero, teniendo en cuenta la prolongación del debate, los especialistas aseguran que no es fácil y que se tratará de una cuestión de años. ¿Cuántos? Quince o incluso veinte. “Sólo una vez que compartir recogida de basura, equipos de lucha contra incendios o incluso técnicos municipales, que realicen su función operativa para varios consistorios sea común y no una excepción, se procederá a un proceso de fusión de modo natural y poco traumático”, explicó Carlos Antonio Fernández, presidente de la Fegamp. Tanto partidos como expertos calculan que sería óptimo reducir, como mínimo, 35 concellos.

Todos los diagnósticos desde un punto de vista académico, económico o geográfico apuntan a que la concentración de consistorios tiene “ventajas indiscutibles”. Lo difícil es dar el paso mental y el político de perder un ayuntamiento por el bien común. Aunque en crisis la necesidad sea evidente.


Fuente: www.farodevigo.es
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