La firma de vehículos todoterreno IPV de A Pontenova fabricará cuatro unidades de apoyo para el metro de Caracas. «Son como camiones adaptados, para que puedan trabajar sobre las vías, fundamentalmente en tareas de reparaciones. Tenemos prevista la entrega para después del verano». Así lo explicó el presidente de IPV, Juan Arsuaga Echevarría.
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A este pedido se une otro que se está priorizando en la cadena de trabajo con destino al servicio de limpieza y recogida de basura del Ayuntamiento de Barcelona. En concreto, Urbaser ha encargado 13 vehículos y Fomento de Construcciones y Contratas otros 12. Además, Urbaser ha pedido otros cuatro con destino a otros ayuntamientos e IPV está negociando con FCC la compra de otros diez. La firma pontenovesa también tiene entabladas conversaciones con Cespa y Comsa-CLD que confía que fructifiquen en la adquisición de dos o tres unidades más, también con destino al Ayuntamiento de Barcelona.
«Esto nos coloca, en cuanto a cartera de pedidos, en una buena situación», apuntó Juan Arsuaga, quien explicó que si bien este año, dada la crisis, podría no alcanzarse la cifra de vehículos fabricados que se establecía en el plan de viabilidad, sí se llegará a los ingresos estimados.
Respecto a las líneas de trabajo, apuntó que ahora están con una nueva carrocería de firma italiana para aplicar en el todoterreno IPV de recogida de basura: «Nuestro vehículo cuenta con la ventaja de ser estrecho. El nuevo coche admite mucha carga y en la caja se le instala un brazo computarizado que puede manejar el conductor del vehículo sin necesidad de bajarse. Además, es válido para los depósitos de recogida selectiva».
Sobre los motores, añadió: «De los nuevos pedidos todos van con gas, menos los del metro de Caracas, que se abastecen de diésel. Y para adelantarlos un poco, estamos a punto de concluir la aplicación de la nueva normativa anticontaminante en el vehículo diésel, el que seguimos fabricando en IPV. Es algo que todavía no se requiere, pero que sí se va a solicitar en el futuro. Anticiparnos creo que nos va a abrir las puertas de Europa. Es es el sueño que tengo», manifestó Juan Arsuaga, quien elogió el «apoyo absoluto e incondicional que estamos teniendo de la Xunta, a través de XES Galicia».
El plan de viabilidad le exige producir 80 unidades al año
IPV remonta sus orígenes en A Pontenova a 1963, como una firma familiar dedicada a la fabricación y distribución de vehículos todoterreno. Vivió momentos de expansión a finales de los años 90 y después entró en una crisis que derivó en un proceso concursal para sanearla. A principios del 2008 inició otra etapa. Su nuevo accionariado quedó constituido en un 53% por Equipamientos Europeos 2005 (A Coruña); un 40% por XES Galicia; un 3% por Talleres Doval; un 3% por Argabi (Madrid), y un 1% restante por otros accionistas. Inicialmente se planteó llegar a 805 unidades al año, con el «ideal» de alcanzar de 100 a 120. «Nos faltan algunas unidades para llegar al mínimo del plan de viabilidad tras salir de la suspensión de pagos, pero desde el punto de vista económico, con los nuevos encargos ya lo alcanzamos», manifestó Juan Arsuaga.
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