La vivienda comunitaria de A Pontenova entrará en servicio con solo dos usuarios, a pesar de tener capacidad para 24. Las solicitudes presentadas por éstos fueron valoradas el pasado viernes y ahora deberán ser ratificadas por la Xunta. Si no surgen problemas, posteriormente se lo comunicarán a los interesados, en un procedimiento que se suele realizar por correo ordinario y que no concluirá al menos antes de fin de mes. Será entonces cuando se abran las viviendas, para cuya atención el Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar ha contratado a tres personas.
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La escasa demanda que tienen hasta el momento, algo lógico por ser un servicio novedoso en la zona, ha provocado que se ofrezcan a otros ayuntamientos. El personal responsable de las viviendas comunitarias -habilitadas en dos pisos sociales que adquirió el Ayuntamiento de A Pontenova- se ha desplazado ya a municipios limítrofes, para acercar este servicio a potenciales usuarios de Lourenzá, Meira, Trabada, Barreiros, Mondoñedo, etcétera. De hecho, de los dos demandantes cuyas solicitudes se están tramitando ahora solo uno es de A Pontenova. El otro es de A Fonsagrada.
Las viviendas comunitarias de A Pontenova tienen capacidad para 24 usuarios, distribuidos en 16 habitaciones. Deben ser, obligatoriamente, personas no dependientes, que se puedan valer por sí mismas.
Personal al frente de este servicio explicó ayer que en el trabajo de campo que están realizando, divulgando el servicio que se presta, la respuesta de la gente es muy positiva. De hecho, añadieron que hay varias solicitudes más ya cursadas. Las tres personas contratadas atenderán la viviendas ininterrumpidamente, de ocho de la mañana a nueve y media de la noche.
El 50% de la pensión
Las personas que residan en la vivienda comunitaria deberán pagar a la Xunta el 50% de su pensión, con independencia de la cuantía. A cambio dispondrán de una habitación -que puede ser doble- y de servicio de limpieza, lavandería y planchado de ropa. La comida les será suministrada mediante otro programa de la Xunta, de cátering.
Los usuarios reciben una llave y residen como si de estudiantes al uso se tratase. Solo tienen que respetar unas normas de convivencia y presentarse a las horas convenidas para desayunar, comer y cenar. Por lo demás, pueden seguir su vida normal. Incluso, si lo comunican con antelación, pueden ausentarse los días que consideren, por ejemplo, para ir de vacaciones.
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