La fiesta anual de los jubilados -organizada por la asociación provincial de pensionistas, que preside Bernardino Barreiro, en colaboración con la asociación del municipio de Rei- brilló ayer con luz propia. Brilló porque todo salió de acuerdo con los cálculos de la organización: más de mil personas, llegadas de toda la provincia, pasaron unas horas de confraternidad en un lugar tan grato como la carballeira de Castro de Ribeiras de Lea. Y brilló porque el buen tiempo ayudó a que el programa de actos se celebrase según estaba previsto.A la fiesta acudieron alcaldes de municipios cuyos jubilados se sumaron a la celebración. Los regidores de Castro de Rei, Guitiriz, Portomarín, Outeiro de Rei, Pol, Meira y A Pontenova participaron de unas horas de asueto con sus vecinos, en un día en el que la convivencia alternó con los avatares de la gestión municipal.
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El programa incluía una misa, que oficiaron los párrocos de Castro de Ribeiras de Lea y de Mos, actuaciones musicales y comida. Los asistentes disfrutaron de un copioso menú, compuesto por empanada, lacón, langostinos, jarrete con patatas y tarta. El café y los licores ayudaron a realizar mejor la digestión de una sobremesa que se prolongó, como es normal, más que la de un día ordinario y que contó con la actuación de una orquesta. El grupo Fantasía -pagado por el Concello de Castro de Rei, que así colaboró con la organización de la jornada- puso las notas musicales que animaron la tarde.
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