martes, 13 de febrero de 2018

Historia de las minas de Villaodrid (12). Las ventas de 1909 a 1914; el desplome de los beneficios por Gabriel Ramallal

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Historia de las minas de Villaodrid (12). Las ventas de 1909 a 1914; el desplome de los beneficios por Gabriel Ramallal

Si en los años comprendidos entre 1903 y 1908 los puertos de Rotterdam y Ardrossan se repartían el 46,3 % y el 40,4 %, respectivamente, de las ventas de la SMV, en los años siguientes la situación va a cambiar por completo. Como consecuencia del desplome de la ley en el mineral rubio, Escocia, que ya había dejado de comprar carbonato, reduce los pedidos a la SMV y es la siderurgia alemana GDK la que toma el relevo y se hace cliente mayoritario de la sociedad minera. Los puertos de destino y los clientes más importantes son (tabla 12.1):

El 75,8 % de todas las ventas tienen como puerto de destino a Rotterdam, en tanto que Escocia ya sólo recibe el 17,6 % del mineral de la SMV por medio de los puertos de Ardrossan y Glasgow. El resto de los destinos es irrelevante. A partir del nefasto año de 1911 en que la ley del mineral se colapsó hasta el 41 % sólo la sociedad domiciliada en Santander, Heinz y Correa, consigue colocar algún mineral rubio en Escocia, un total de 42.791 toneladas entre los años 1912, 1913 y 1914, a un promedio de 14.264 toneladas anuales. La SMV se queda casi exclusivamente con el mercado alemán. El 15 de febrero de 1911 José Ortiz escribe al representante de la GDK, Walter Loeck, anunciándole el envío de un cheque de 193 libras y 17 chelines correspondientes a la penalización de un envío de mineral rubio y termina la carta diciendo “lamentamos que su fábrica no quiera comprar más nuestros minerales”; parecía el fin de la sociedad minera. No obstante, poco después se inician unas largas negociaciones con la acería alemana que culminan con la firma de tres grandes contratos que garantizan la supervivencia de la SMV durante los siguientes años, si bien a unos precios reducidos. En los libros copiadores de cartas de la SMV se hace referencia a cada uno de ellos en las siguientes fechas:
Día 15 de marzo de 1911. Contrato de 250.000 toneladas de mineral carbonato, a 50.000 toneladas anuales, a un precio de 7-6 chelines con una penalización de 3 peniques por punto porcentual de ley del mineral inferior al 50 % y de 2 peniques por punto porcentual de sílice superior al 15 %.
Día 6 de mayo de 1911. Contrato adicional de 125.000 toneladas de carbonato, a razón de 25.000 toneladas anuales, a un precio de 8-3 chelines y las mismas penalizaciones que el anterior.
Día 22 de diciembre de 1911. Contrato de 250.000 toneladas, a 50.000 cada año, de mineral rubio a un precio de 8-1,5 chelines y las mismas penalizaciones de los dos anteriores.
La SMV había garantizado una explotación normal de las minas de Villaodrid ya que sólo este cliente le suponía un embarque de unas 125.000 toneladas anuales. Como ya he comentado, a partir de 1911, la SMV toma el control del laboreo y gracias a un mejor calcinado logra que la ley del carbonato se recupere hasta el nivel del 45 %, sin embargo el rubio se queda en una paupérrima ley del 42 % a pesar de dejar reducido el laboreo de la Boulloso a menos de 10.000 toneladas al año.
La evolución de las ventas, valor FAS, de ambos tipos de mineral a lo largo de estos años fue la que se muestra a continuación (tabla 12.2):

En los años comprendidos entre 1903 y 1908 el porcentaje de las ventas de mineral rubio sobre el total era del 76,6 %. En los seis años siguientes baja al 59,5 % y, lo que es más importante, debido a la pérdida de ley en el rubio, en los dos años finales, 1913 y 1914, el valor de las ventas en pesetas por tonelada del mineral calcinado supera al valor del rubio, a pesar de que el precio en chelines era inferior para una ley del 50 %.
La cotización de la libra continúa su desplome hasta el entorno de 27 pesetas lo que unido a la pérdida de ley hace que el precio medio ponderado de venta de ambos minerales en estos seis últimos años de 8,66 pesetas/tonelada sea inferior en 1,50 pesetas respecto al de los seis primeros años que había sido de 10,19 pesetas/tonelada. Finalmente, las mayores ventas de calcinado y la mejora en ese proceso, desde 1912, con la utilización de más carbón y mayor tiempo de calcinación que reduce la producción desde las 50 toneladas por horno y día hasta las 35 de los últimos años, determinan que los costes de explotación del mineral sean más altos que en los seis años precedentes. La suma de los dos factores hace que el EBITDA se reduzca de forma muy significativa (tabla 12.3).

Desde 1903 a 1907, inclusive, gracias a la extraordinaria cotización de la libra y a los buenos precios del último de esos años, el EBITDA se mantuvo entra las cinco y las seis pesetas por tonelada. El desplome de la libra lo reduce, en los tres años siguientes, al entorno entre las tres y las cuatro pesetas por tonelada. Finalmente, desde 1911, con la caída de la ley del rubio y la continua bajada de la libra los resultados de la SMV antes de intereses y amortizaciones se quedan entre las dos y las tres pesetas por tonelada
Como se ve en el cuadro siguiente, la SMV tiene que dedicar a amortizaciones y a intereses (A-1) unas dos pesetas por tonelada lo que deja muy reducida la cantidad que puede dedicar a dividendos. De hecho, tanto en el malhadado año de 1911 como en 1914, inicio de la guerra, la SMV no paga dividendos a sus accionistas y además, a lo largo de los seis años, tiene que tomar del remanente (A-2) de la sociedad la cantidad de 227.642 pesetas. Presentamos el cuadro de resultados igual que en la entrega 7 donde se analizaba el aspecto económico de la SMV entre 1903 y 1908 (tabla 12.4).

  En agosto del año 1914, que la SMV había iniciado excelentemente con unas ventas de 106.609 toneladas hasta finales de julio, lo que hacía presagiar un buen ejercicio, Europa sufre la conmoción del estallido de la Gran Guerra que se inicia tomando como pretexto el asesinato del archiduque de Austria en Sarajevo. En el resto del año la SMV sólo logra vender 8.452 toneladas iniciando una época de supervivencia en tanto durase el conflicto armado.
Es muy interesante el resumen final de la distribución del excedente generado por la SMV a lo largo de todos los años transcurridos desde el inicio de la explotación hasta 1914. Las cifras son las que se muestran a continuación (tabla 12.5):

Casi dos terceras partes se destinaron a sueldos y de ellos, un 95 % se quedaron en la comarca del Eo, ya que la oficina de Bilbao, a pesar de tener en nómina las altas retribuciones del gerente y del ingeniero de minas responsable de la puesta en explotación del yacimiento de Villaodrid, sólo tenía cuatro empleados más. Llama la atención, a pesar de que las empresas de mineral de hierro estaban exentas del Impuesto de Sociedades, el 20 % del excedente que va al erario público en forma de impuestos, entre los que destacan 1.098.041 pesetas en concepto de arancel (A-3) a la exportación del mineral creado por el que fue excelente Ministro de Hacienda, don Raimundo Fernández Villaverde, en su reforma tributaria de 1900. Finalmente, los dividendos por valor de 1.400.000 pesetas – las 70.000 pesetas restantes fueron retribuciones al Consejo de Administración – supusieron una rentabilidad media de un 3 % anual a los accionistas, equiparable a los intereses que el Banco de Bilbao y el de Comercio daban a sus depositantes e inferior al 5 % de los tenedores de Deuda Pública perpetua o amortizable de aquellos años.

Aclaraciones a la entrega 12 de la historia de las minas de Villaodrid:


Uno. A partir de 1911 los intereses vuelven a subir como consecuencia de una nueva emisión de obligaciones de 2.000.000 de pesetas formalizada en 4.000 títulos de 500 pesetas. De ellos, 2.286 títulos se canjean por el mismo número que quedaban vivos de la emisión de obligaciones de 1906; 675 se entregan a Garmendía y Ontañón como pago de las 337.500 en que se valoraron los activos cedidos en las minas y 1.039 títulos quedan en cartera de la SMV que los va lanzando al mercado desde inicios del año 1912.
Dos. En los seis primeros años (ver entrega 7) la SMV había creado reservas por valor de 998.795 pesetas. En el siguiente sexenio reduce esta parte del patrimonio neto en un 22,8 %.
Tres. Gaceta de Madrid de 19 de marzo de 1900. Se incluye, dentro del arancel de exportación, al mineral de hierro, a razón de 0,20 pesetas la tonelada.  Gaceta de Madrid de 25 de marzo de 1900. Dentro del impuesto sobre transportes  se gravan en el embarque los minerales, escorias y piritas de hierro a razón de 0,50 pesetas la tonelada en la navegación de segunda clase definida como la que se hace, entre otras, desde los puertos españoles a los de las naciones de Europa.
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