martes, 2 de enero de 2018

Historia de las minas de Villaodrid (6). Los conflictos; las huelgas de 1904 y 1913 por Gabriel Ramallal

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Historia de las minas de Villaodrid (6). Los conflictos; las huelgas de 1904 y 1913 por Gabriel Ramallal

No he podido localizar, a lo largo de los años 1903 a 1914, cifras exactas de los trabajadores en la explotación minera pero del examen de los libros contables se pueden deducir algunas cifras aproximadas. Tomando los sueldos de los años 1912 a 1914 podemos concretar los siguientes trabajadores/año (A.1):

Arranque del mineral… 220
Calcinado…                   60
Resto de las labores…   60
Total trabajadores/año en las minas… 340

En la mina de Villaodrid el concepto de trabajador fijo (A.2) no existía; si la gente iba a trabajar cobraba, el día que no iba no cobraba. El absentismo era muy importante por las épocas de la siembra, la siega, la “malla”, las jornadas que los buenos cazadores y pescadores, por encargo de algún vecino, destinaban a la caza o la pesca y, sobre todo, los que bajaban a la siega en Castilla. Los trabajadores reales en la mina debían oscilar entre los 370 y los 400.

La huelga de 1904. Desde el día 7 de diciembre de 1903 al 25 de enero de 1904 una huelga paraliza las minas de Villaodrid. El periódico que mayor información facilita de la huelga es La Voz de Galicia que el día 20 de diciembre de 1903 publica una carta de José Rodríguez, líder del socialismo coruñés. De ella se deduce que no se reclamaban aumentos de sueldos, pedían la supresión de la cantina (A.3) y, aunque no está claro, la reincorporación de unos trabajadores expulsados por haber fundado una asociación obrera. Las cosas se enconaron cuando el director de las minas, José de Pontes, convocó a algunos dirigentes de la Sociedad Obrera a su despacho y, una vez allí, fueron conminados a tomar las liquidaciones que les correspondían y darse por despedidos. Al negarse a tomar el importe de sus salarios fueron detenidos por la Guardia Civil los trabajadores Salvador Reino y Antonio Lombardía; por las demandas posteriores se deduce que debieron ser puestos en libertad inmediatamente. En lo que atañe a la cantina, efectivamente, en el activo de la sociedad en 1903 aparece el epígrafe “Tienda” con un valor de 2.089,06 pesetas; en el balance final de 1904 este epígrafe desaparece por lo que la demanda de los trabajadores debió ser atendida.
En la correspondencia de la Sociedad Minera se encuentran algunas referencias a estos temas. En primer lugar, el día 17 de julio de 1903, se autoriza la tienda pero ciñéndola exclusivamente a la venta de “patatas, alubias, aceite, sal, garbanzos, petróleo, tocino, arroz y velas” para no crear una competencia inasumible por las tiendas de la comarca. El episodio más conflictivo se produce el día 7 de enero según relata José de Pontes: “al dirigirme, por la tarde, a la casa del Pico un grupo de más de 100 hombres me siguió con gritos de -¡Muera ese!- dirigiéndose a mí. Antonio Lombardía les llamó al orden pero no le hicieron caso. Uno de ellos me tiró una piedra que me alcanzó en el talón”. El 25 de enero finaliza la huelga. En el mes de mayo de 1904 hay otra huelga en la que, esta vez, solicitan un aumento de un real en el jornal. Este conflicto duró apenas unos días.

La huelga de 1913. Desde inicios de febrero hasta finales de abril se produce otra huelga que esta vez afecta a la mina y al ferrocarril; la demanda de los trabajadores se ciñe al aumento de un real en el jornal. Las posturas se endurecen por ambas partes; la empresa, para dar a entender a los obreros que no estaba dispuesta a ceder, apaga los hornos y paraliza todos los trabajos en las minas. El periódico que más atención presta al conflicto es otra vez La Voz de Galicia que le dedica un amplio comentario el día 6 de marzo de 1913; indica que la única demanda había sido el aumento de jornales y que, dada la persistencia del conflicto – ya había transcurrido un mes - algunos obreros se habían ido a otras regiones en busca de trabajo. Finalmente, al cabo de casi tres meses se reanudan las actividades en las mismas condiciones que antes. Es interesante la carta en que José Ortiz, el gerente de la Sociedad, el día 4 de marzo se hace eco de la estancia en Puente Nuevo de Facundo Perezagua (A.4)
Desde la perspectiva actual llama la atención que, diez años después, se vuelva a plantear el incremento de un real en los jornales ya que no se había producido ningún aumento a lo largo de todos aquellos años. La respuesta está en que la inflación fue prácticamente inexistente en España desde 1900 a 1914. Para esos años he encontrado dos fuentes de información, los estudios realizados por Prados de la Escosura y Maluquer de Motes (A.5).  Tomo el año 1900 como base 100.


Los dos autores coinciden en que la inflación fue de muy escasa entidad; menos del 10 % en el conjunto de los años. De hecho, en aquella época los indianos que volvían de América compraban gustosamente deuda pública perpetua al 4 % anual o amortizable al 5 % que cotizaban al 80 % y a la par respectivamente, en la confianza de que una peseta de 1900 mantendría su capacidad de compra durante bastantes años. El Banco de Bilbao y el de Comercio ofrecían a sus depositantes un interés del 3 %.

Aclaraciones a la entrega 6 de la Historia de las Minas de Villaodrid.

Uno. Trabajador/año era aquel obrero ideal que trabajaba  310 días en el año; 365 días menos tres días de fiesta y 52 domingos. El trabajo en las minas era de 10 horas diarias, a saber: 9 horas en noviembre, diciembre, enero y febrero; 10 horas en marzo, abril, septiembre y octubre y 11 horas en mayo, junio, julio y agosto; Es decir, 60 horas semanales de media. El sueldo del obrero normal era de 3 pesetas diarias, los carpinteros y herreros cobraban 4 pesetas diarias, los especializados unas 4,50 pesetas y los capataces solían cobrar 6 pesetas diarias.
Dos. En el ferrocarril era distinto; circulasen más o menos trenes la inmensa mayoría de los contratados, los guardabarreras, las brigadas que recorrían la vía, etc. tenían que acudir al trabajo.
Tres.  Las cantinas en las minas, normalmente regentadas por los capataces o directivos, eran tiendas donde se vendían a los obreros productos de mala calidad  a precios abusivos, presionando bajo amenaza de despido a los que no comprasen. Esta fue una de las causas de la gran huelga minera de Vizcaya de 1890 y aunque la petición de los obreros del cierre de estas tiendas fue atendida por los propietarios de las minas, aconsejados o presionados por el general Loma mediador en el conflicto, lo cierto es que persistieron hasta 1907 en que fueron prohibidas por un Real Decreto (Gaceta de Madrid de 19 de julio de 1907).
Cuatro. Facundo Perezagua fue el lider socialista en Vizcaya durante bastantes años; ya estaba en la huelga de 1890 y permanece como dirigente del Partido Socialista y de la UGT hasta el año 1921 en que abandona las filas socialistas y crea, junto a otros dirigentes, el PCOE (Partdo Comunista Obrero Español).

Cinco. Prados de la Escosura, “Spain`s gross domestic product, 1850-1993” Universidad Carlos III de Madrid. Maluquer de Motes, “La inflación en España. Un índice de precios de consumo 1830-2012” Nº 64 Estudios de Historia Económica, Banco de España
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