NO
ES VIVIR DE RECUERDOS
No
podemos huir de los recuerdos y no debemos renegar de nuestra procedencia, si
así fuera, nos convertiriamos en fugitivos de la propia existencia.
Traed
a la memoria los días en que fuímos inocentes niños, soportando la noche que
amedrentaba el sueño y percibía los ruidos más débiles que inyectaban el miedo
en nuestro cuerpo. Esos días se ahogaron en el pozo de la vida y nos hicimos
mozos y llegamos a viejos, si es que no
morimos antes en la senda del tiempo.
Síntámonos
vivos, escarbemos las raices aún vivas que nos dieron la savia, que alimentaron
nuestros juegos y nos conviertieron en hombres para amar a la mujer que, con un
solo beso, enamoró el desbocado corazón prisionero en el pecho. La cómplice
sonrisa de la moza en el baile, bastó para saber que el sentimiento existe.
Por
que no, el recuerdo de aquellas mentiras que lograban la paz, del escondite más
pícaro, de las siestas que amainaban la carne y de la muerte que, por sorpresa,
barría el aliento del abuelo o del vecino que en ese mismo día nos cruzamos con
él en el camino
Antes
de que la cerna se derrumbe carcomida, trataré de inyectarle la dosis a esos
intrusos, la limpiaré con mimo para conservar su color veteado y no borrar sus
recuerdos.
Como
seres vivos nos sucedemos, ocupamos espacio en la Tierra y vamos recordando lo
bueno y lo ruín, somos eslabones entrelazados que envuelven el novillo de la
historia. La materia inerte soporta la transformación y destino que el humano
decide.
Unos
recordamos por que aún estamos, los otros artífices se fueron y lo construido
para un fín permanece ahí, porque el cataclismo que pudo ser quiso que así
fuera.
La
vía, la vía muerta, la vía que si recordamos estará viva y su mimetizadación
seguirá guardiana del rio Eo feliz con su presencia y huérfano de la vida que
ésta tenía.
Es
momento para unir esfuerzos, para pisarla con cariño en todo su trayecto y
palparla en su vientre de túneles, besarla en cada curva y cruzar los puentes
para dejarla preñada de nuestros deseos de que en próximo futuro vuelva a ser
vía viva para llevar la maleta de los recuerdos.
No
dejemos que el Eo no tenga compañera y para poder recorrerla y ver la corriente
pausada, el sueño de los peces y escuchar el canto de los pájaros de rama en
rama.
Los
fines son otros, no hay Chocolateira, no hay hierro, no hay mineros, hay gentes
de pueblos que quieren acariciar su piel, gozar de su encanto natural y
enamorarse de esta moza que nos sonrie cada día cuando despierta de su sueño.
En
este siglo veintiuno en que la cuenta de resultados pauta lo que es rentable o
no, nos sirve para aplicar el cálculo futuro a esta obra. La inversión
económica principal está realizada, el
impacto ambiental no existe, el uso de interés general están de sobra
justificado, la acogida de usuarios, la promoción turística, inalterabilidad
del medio, recuperación de obra y afectación a los distintos lugares
implicados.
El
rio, las riberas y la ria aplauden la quita de mortaja a este cuerpo no muerto.
A
Pontenova, en su día, vientre de gestación de esta obra, kilómetro cero de
partida, no deberá cesar en el intento de que el sendero en toda su extensión
acoja el sentimiento de este pueblo, con tren mejor para cumplir el deseo al
viajero.
Por J.L. Lilo