Fuente: El Progreso |
«Tengo negocios de restauración en Andorra, así que como hostelero que soy, mi idea
desde que me fijé en el Pazo de Vilaxe, fue la de restaurarlo para que albergase algún tipo de función hostelera: hotel, restaurante...», como recuerda Benigno Murias.
«Siempre pensé en abrirlo, después de haber invertido mucho en la rehabilitación pero los años pasan y como en Andorra no me han ido mal las cosas y se me van quitando las ganas de trabajar más y emprender otras iniciativas, me decanté por ponerlo en venta o incluso en alquiler y de esto hace ya dos años», aclara el empresario.
A su teléfono de Andorra que aparece en el cartel de venta del Pazo de Vilaxe -(0037) 6322978- le llaman, según él mismo afirma, «muchos curiosos». Prefiere, eso sí, no hablar de precios salvo en negociaciones directas.
En las proximidades sí llegaron a convertirse en negocios dedicados a la hostelería el Pazo de Terrafeita, en Trabada, y en la misma comarca mariñana, el de A Trave, en Viveiro y quizás éste hubiese sido el destino que quisiera para su todavía actual propiedad el empresario Benigno Murias.
En el portal electrónico de Turgalicia.es, aparece referenciado en el listado de pazos gallegos como privado y no visitable, si bien en casi todas las webs recomiendan visitarlo, por lo menos su entorno, cuando se habla de los lugares de interés de A Pontenova.
Murias vivió siempre fascinado por el Pazo de Vilaxe. No en balde, su familia es de Taramundi, donde él también nació, aunque se fue a los 18 años a Andorra. De todos modos, regresa para veranear en esta tierra, donde también adquirió una casita cercana al citado palacio de Xudán. «Cada vez que venía y que pasaba por la N-640 y lo veía, me llamaba la atención», cuenta Murias, que vio la ocasión de hacerse con él cuando «un sobrino del exalcalde que lo había tenido, se disponía a venderlo hará algo más de tres años. Al parecer, lo había heredado de su tío».
El empresario andorrano adquirió una propiedad en ruinas pero invirtió mucho en ella para restaurarla: «Ahora dispone de ocho habitaciones con baño, salones para comedor, habitación con jacuzzi y calefacción por todo el inmueble», subraya el hostelero que destaca su «entorno paisajístico y sus buenos accesos a la N-640, que le permiten estar cerca de Lugo o de Ribadeo y de las playas».
La agencia inmobiliaria Aldeas Abandonadas -que sigue escriturando caseríos antiguos principalmente a extranjeros, como la familia israelí que compró recientemente una vivienda en San Tirso o como el empresario francés con el que espera escriturar en breve la Ferreiría de Bogo- comercializó también en Vilaxe -pero en otro lugar distinto a aquél en el que se ubica el Pazo-, el que era hasta el momento el pueblo abandonado más barato de España, ya que se vendía por unos 65.000 euros.
«Mucha gente me llamó pensando que yo vendía el Pazo de Vilaxe por 65.000 euros y claro está que no. Se estaba hablando de la venta de una aldea en Vilaxe», aclara con humor Benigno Murias.
ROBOS. Aunque dentro del Pazo apenas guarda objetos de valor y algún mueble antiguo restaurado, reconoce que una vez intentaron forzar los portalones de la entrada, «pero no lo lograron acceder», afirma.