viernes, 8 de febrero de 2013

Tres de los puentes de pescadores del río Eo, dañados

Los ribereños advierten de que la corriente arrastra con facilidad los árboles, algunos viejos y muy secos

El árbol que cayó sobre el puente de Xesteira, que cruza el río Eo en San Tirso de Abres. El árbol que cayó sobre el puente de Xesteira, que cruza el río Eo en San Tirso de Abres. reproducción de t. c.

San Tirso de Abres,
T. CASCUDO

La vejez de los árboles que integran la vegetación de ribera del río Eo está comenzando a pasar factura a las infraestructuras que atraviesan el cauce. El último incidente fue la semana pasada cuando uno de los alisos se precipitó sobre el puente colgante de Xesteira, en San Tirso de Abres, y a punto estuvo de llevarlo por delante. No es la única infraestructura que terminó dañada tras la última crecida ya que también las pasarelas de A Volta-Louredal y Estreito resultaron afectadas por el impacto de la maleza arrastrada por el cauce.
La caída del árbol de Xesteira se produjo el pasado miércoles y el viernes se desplazaron a la zona varios operarios contratados por la administración regional para talar el árbol y proteger la pasarela. Además de permitir el paso al otro lado del río, esta pasarela da acceso al refugio de Xesteira que es el lugar donde los agentes de la guardería miden los salmones capturados durante la temporada de pesca. La administración acometerá ahora una revisión en los otros tres puentes dañados para comprobar que estén bien de cara al inicio de la pesca.

Los ribereños que bien conocen el río aseguran que el problema reside en antigüedad del bosque de ribera. Las prohibiciones de tala provocan que no se regeneren las especies, por lo que actualmente la mayor parte de los árboles de ribera superan el medio siglo de antigüedad. «Un tercio de ellos están secos y por eso las riadas los arrancan con facilidad y los arrastran río abajo», precisan los pescadores.

En muchos casos se trata de árboles de grandes dimensiones que son arrancados de cuajo. La zona más pesada es la de la raíz que se va al fondo del río lo que hace que el tronco viaje parcialmente levantado y tropiece río abajo con lo que encuentra a su paso. «Son árboles muy viejos que se mueren, se caen por efecto del agua o el aire y después traen muchos problemas», reivindican los ribereños.

El popular gancheiro del Eo, José Pérez, indica que la administración debería tomar medidas y cortar al menos los que están secos para evitar este tipo de problemas.

Es un asunto que, aunque directamente no afecta a la pesca, sí que podría traer consecuencias sobre las infraestructuras usadas por los ribereños, como es el caso de los puentes y pasarelas. Incluso, indica Pérez, podría ocurrir que parte de estos troncos arrastrados se quedaran atrancados «en el medio de una postura» de pesca.

LNE
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