martes, 26 de junio de 2012

V. Entrevistas con morriña - Enrique Muruais


Entrevista realizada por Santiago Fco. Coladas-Guzmán García.

Xa pasado o San Xoán retornamos con outra entrevista, a quinta desta sección. Desta volta tivemos o placer de poder conversar con Enrique Muruais García, un pontenovés que por razóns de traballo recorreu medio mundo hasta recalar en Madrid.

Pontenova.es: ¿Cal é o pobo do Concello donde naciche e como lle chaman á túa casa?.

En primer lugar pido excusas por utilizar el castellano en mis respuestas. Sé de gallego lo que aprendí de pequeño, que conservo y utilizo cuando hablo cara a cara con la gente de aquí. Pero llegado el momento de expresarme  públicamente, lamento no sentirme capaz de hacerlo en gallego con el mínimo de corrección del que creo que no debo bajar.

Voy ahora a la pregunta. Nací en Vilameá, donde mis padres, Enrique y María, también nacidos allí, fueron maestros durante muchos años. La nuestra era la vieja casa escuela, situada en A Picota. No confundir con la posterior casa escuela, junto a la iglesia, a la que nos hemos mudado, creo recordar, hacia finales de los años cincuenta.

No recuerdo que mi casa natal fuera llamada por el nombre de un linaje familiar. Sí lo eran las de nacimiento tanto de mi madre como de mi padre, respectivamente la casa de Capellán en Caneiro, que todavía existe, y la casa de Barciela, hoy completamente derruida, emplazada junto al río Riotorto, en su margen derecha, un poco arriba de Santa Apolonia.

Pontenova.es: ¿Cantos anos tiñas cando marchache da Pontenova e que foi aquelo que te levou a deixar o pobo?.


Yo pongo, como fecha de mi salida del Municipio, aquélla en que me fui a estudiar a Madrid con 16 años. Antes de eso había estudiado en Lugo en el Instituto, pero tengo la sensación de no haberme ido fuera durante los cursos que estuve allí, ya que podía pasar en casa bastante tiempo, tenía a mis padres a mano (y ellos a mí), y en Lugo, donde veía con frecuencia a gente de aquí, vivía en un ambiente familiar, en la casa de mis tíos Eliseo y Esther (él de Barciela, ella de la casa de Gallo de O Mazo).
Pontenova.es: ¿Cal foi a cidade ou cidades donde residiche maioritariamente ó largo da túa vida?

Estudié en la escuela de Madrid la carrera de ingeniero de Montes (examen de ingreso más cinco cursos), que terminé en 1962, hace sólo 50 años.

Desde que dejé de ser estudiante, mis andanzas profesionales me llevaron a establecerme sucesivamente en Coruña, Madrid, Cartagena (donde me casé con María Luisa y nacieron Enrique y José Miguel, mis dos hijos), Castellón, Navalmoral de la Mata (Cáceres), Valdecaballeros (Badajoz), San Ciprián, (Lugo), Ecuador, y de vuelta, en 1981, en Madrid, donde teóricamente me quedé hasta mi jubilación. Digo teóricamente porque desde la base de Madrid realicé desplazamientos frecuentes, por exigencias de mi trabajo, fuera de España, muchos de ellos con permanencias en el extranjero de algunas semanas. Incluso, cuando mis hijos ya eran mayores, pasé alguna vez temporadas largas, acompañado por mi mujer, en los puntos de destino. Entre todos esos viajes recorrí medio mundo, o cerca. 

Pontenova.es: ¿A que te dedicache en todo este tempo? (Profesionalmente falando).

A partir de que ingresé en la escuela de ingenieros de Montes, mi futuro profesional parecía marcado, ya que el título que allí obtuve llevaba aparejado, en aquella época, el derecho a una plaza de ingeniero funcionario en la Administración forestal, en la que era de suponer que discurriría toda mi trayectoria laboral. Pero la vida da muchas vueltas. 

Recién terminada la carrera entré, en efecto, en la Administración forestal, en Coruña, a ocupar provisionalmente un puesto de interino contratado, hasta que hubiera vacantes que me permitieran acceder a mi plaza de funcionario. Estando allí, hacia marzo de 1964 me ofrecieron trabajar en una empresa constructora (en mi carrera se estudiaban, además de las materias claramente específicas de la misma, otras más, relativas a diversas disciplinas de la ingeniería; el estudio de estas últimas nos abría la puerta para colocarnos en empresas, ajenas a la actividad forestal, de diversos tipos, y bastante gente entraba en constructoras), Entrecanales y Tavora, una de las dos empresas que tuvieron continuidad en la que hoy es Acciona  Acepté dicha oferta, y tras poco más de 6 meses en la oficina central de Madrid, pasé al trabajo que en el argot de las constructoras se llama “a pie de obra”, para el que me destinaron a Cartagena. Me fué bien, por lo que cuando me otorgaron la plaza de funcionario, pedí la excedencia. En la citada empresa permanecí hasta que me jubilé.
Después de Cartagena continué, en tareas de dirección, en las obras o próximo a ellas, sucesivamente en los sitios que antes te mencioné como mis lugares de residencia. Desde que me establecí en Madrid, mi dedicación fué sobre todo a funciones centralizadas de apoyo y dirección de las organizaciones encargadas de la ejecución de  obras en distintos sitios, la mayor parte de ellos fuera de España.
    
Pontenova.es: ¿Cales son os recordos que máis presente tes da túa infancia neste municipio?.

En mi niñez tuve la oportunidad de tratar de cerca a numerosos chicos de ambos sexos que iban a clase con mi padre, procedentes de diversos sitios de lo que hoy es el municipio de A Pontenova (y también, algunos, de otros próximos). La relación que tuve con ellos y los buenos ratos que pasé a su lado ocupan un lugar destacado entre mis recuerdos de aquella época. 

Pasando a otro tipo de recuerdos de la infancia, menciono las fiestas. De ellas, en particular, las comidas, bien en mi casa o de convidado, con menús de numerosos platos, varios de ellos de dulce, a cual mejor. Y también las fiestas mismas, con música, de las cuales las que yo más frecuentaba eran las de Vilameá (la de As Nieves y, en el tiempo en que la hacían, la de As Flores), que tenían lugar en el atrio de la iglesia. Igualmente me viene a la memoria lo mucho que disfrutaba, en As Feiras de A Pontenova, pasando por las tómbolas, por las casetas de churros y por las de tiro, así como presenciando las sesiones de fuegos artificiales, a los que yo llamaba las ruedas.

Y para terminar, me refiero de pasada al recuerdo de los baños en el río, de las comidas de campo familiares junto a su orilla muchos domingos, y de lo que me gustaba participar, aunque en la práctica fuera como espectador o poco más, en acontecimientos tan propios de la Galicia rural de la época como las mallas (o mallegas) y las matanzas.

Pontenova.es: ¿Continúas tendo vínculos dalgún tipo ca Pontenova? (Familiares, amistades,etc,…).

Sí continúo. No olvido que esta es mi patria chica y que en Vilameá están enterrados mis padres. Es verdad que muchos de mis conocidos han fallecido o se han ido a vivir fuera, y por ello a veces, cuando voy por la calle, me parece que no conozco a nadie y nadie me conoce. Pero todavía queda gente (o vienen en vacaciones y puedo coincidir con ellos) a la que aprecio y creo que me aprecia. Mis hermanas, Maru y Marilín, aunque viven en Madrid, mantienen abierta aquí una vivienda (en la que me instalo cuando vengo), y eso también me vincula en alguna medida a A Pontenova. Como, por último, me vincula el que tengo en este concello unos modestos intereses. 

Pontenova.es: ¿Voltas de vez en cando por estas terras?, cando ves, ¿Cómo sueles entretenerte?.

Venía muy poco mientras estuve en activo. En estos últimos años, jubilado, aparezco con más frecuencia, cuando me viene bien, sin seguir una pauta regular.

Cuando estoy, hago cosas muy sencillas: tomar algún vino, dar largos paseos por el monte, u otros más breves y más “urbanos” (por el pueblo o por la vía). En verano visitar alguna playa próxima. También algún viaje a Mondoñedo, donde vivía una tía mía, Remedios, fallecida hace año y pico, y sigue viviendo José María, un hijo de ella con el que tengo mucha relación. Y poco más.

Pontenova.es: ¿Sintes moita morriña por Galicia ou co paso do tempo simplemente o consideras o lugar no que che tocou nacer?.

Pienso que lo que antes he dicho sobre los vínculos que mantengo y las visitas que hago, deja claro que, sin ninguna duda, el concello de A Pontenova (y, con él, Galicia) sigue significando para mí mucho más que lo que viene dado por que el destino haya decidido que yo viniera aquí al mundo.

Pontenova.es: ¿Procuras estar ó tanto da actualidade desta comarca a nivel social, político,deportivo,…? e ¿Conocías a nosa páxina web?.

Me parece que, hoy día, estar al tanto de la actualidad de A Pontenova y sus alrededores viene a ser casi lo mismo que seguir su página web, que se ha revelado como todo un suceso  en el ámbito de la comunicación, por lo que aprovecho la ocasión para felicitaros a los que la hacéis posible, y elogiar el servicio que con ella prestáis a la Comunidad. Yo la conozco desde hace tiempo, pero debo admitir que no entro en ella regularmente. Confío en que el encuentro entre la página y yo que tiene lugar con esta entrevista me sirva de ayuda para ser más diligente en visitarla, y me propongo que así sea. 

Pontenova.es: Como facemos en todas as entrevistas desta sección, ¿Poderíasnos contar algunha anécdota ou curiosidade que che sucedese realcionada con alguén ou algo da Pontenova? 

Más que anécdota, te voy a contar un sucedido que me parece curioso.

Mi mujer María Luisa y yo nos conocimos en Cartagena, donde yo estaba trabajando y ella había nacido y vivía, y allí, como ya te dije antes, nos casamos. Cuando andábamos con los preparativos de la boda, me enteré, no me acuerdo cómo, de que también estaba residiendo en Cartagena, desempeñando su puesto de capellán de la Armada, don José Novo Lodos, clérigo de mucha sabiduría y hombre cabal y de trato afable, oriundo de las proximidades del núcleo principal de Rececende. Don José y yo nos conocíamos superficialmente pero no teníamos trato próximo, por más que él fuera pariente lejano de mi padre. Lo último que con anterioridad  yo había escuchado sobre él, tiempo atrás, era que vivía  en Ferrol, ejerciendo asimismo como capellán de la Armada. 

Tan pronto como supe que don José estaba en Cartagena, decidí, previa la correspondiente consulta con mi entonces novia, no desaprovechar la oportunidad, de modo que lo localicé como pude, hablé con él y le pedí que nos casara, a lo que amablemente accedió.

De modo que, mientras que fui a casarme bastante lejos de donde nací, conseguí,  si bien bastante por carambola, que al menos el cura fuera de muy cerca.

15/06/2012

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