jueves, 5 de abril de 2012

A Pontenova renuncia a comprar la Ferrería de Bogo por la crisis


El Concello devolverá el crédito de 700.000 euros que pidió en el 2009
La Ferrería de Bogo, en A Pontenova, es un ejemplo más de la manida historia de lo que pudo haber sido y no fue. Hoy, abandonada, es el reflejo de una frustración, de cómo la Administración ha sido incapaz de obligar a los propietarios a rentabilizar para el turismo un espectacular complejo histórico e industrial que fue rehabilitado con fondos públicos. En 1993 la Xunta licitó la restauración por unos 40 millones de pesetas, pero la ferrería nunca llegó a ser lo que se soñó: el catalizador del despegue turístico de A Pontenova. El último intento, la compra por el Concello de A Pontenova, también ha fracasado.
En el año 2008 los propietarios de la ferrería decidían ponerla en venta por medio millón de euros. Poco después, la cantidad se subía hasta los 800.000 euros, al unir varias propiedades de terreno anexas. Estaban dispuestos a negociar y en el 2009 el alcalde de A Pontenova, Darío Campos, anunciaba un acuerdo para que el Concello adquiriese la ferrería por 350.000 euros. El pleno se reunió y aprobó solicitar un crédito de 700.000 euros para financiar la operación y tener dinero suficiente para acometer una restauración del complejo etnográfico.

Además, el Ayuntamiento se hacía con una amplia extensión de terreno del entorno. En total, la superficie adquirida iba a ser de casi cuatro hectáreas, que incluían cuatro fincas, la casa de la ferrería, una cuadra, un pajar y su era, un mesón con aseos y terraza, la casa rural con tres habitaciones dobles con baño, el edificio dedicado a la ferrería, el molino y el bandazo, que llevaba el agua desde un río que cruza la propiedad.
Pero los meses pasaban y el contrato no se cerraba, hasta que la pasada semana se conoció la renuncia del Concello a pedir el crédito. Fue en el pleno en el que se aprobó el plan de viabilidad. «Non é solo pola crise. É que nos vemos obrigados a pedir un crédito para pagar aos provedores e porque os ingresos por taxas dos parques eólicos están no aire. Manter o crédito de 700.000 euros era arriscado», explicó ayer Campos.
Además, los contactos con una empresa interesada en explotar la ferrería para el turismo no cristalizaron: «Íamoslle ceder a concesión por 25 anos e daríanos 350.000 euros», añadió el alcalde.
El BNG puso el grito en el cielo, porque cancelar el crédito le supondrá al Concello perder 47.000 euros. «Cartos de todos os veciños pola xestión de Darío Campos e o seu equipo», dice la nacionalista Mónica Rancaño.
Y así, la ferrería acentúa su olvido: «Está abandonada. É unha mágoa», sentenció Campos.

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