10/03/2012
Adrián Paz Fraga, en Italia |
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Otro estudiante Erasmus, Adrián Paz, de A Pontenova, no fue capaz de esgrimir esa calma y todas sus fuerzas se centraron en poner tierra de por medio, tras vivir en angustiosa primera persona el terremoto que se produjo el 6 de abril de 2009 en la zona centro de Italia. Su experiencia fue traumática. Era de madrugada y Adrián caminaba por la calle con un compañero, tirando de sus maletas camino del bus que los conectaría con un avión para pasar sus vacaciones de Semana Santa a Lugo. «Había habido temblores en los días anteriores, pero ese ya comenzó muy fuerte, nos pilló en una callejuela estrecha y, sin decir nada, los dos comenzamos a correr para llegar a una plaza abierta. Las casas se iban cayendo junto a nosotros, nos impactaban piedras y tejas». El joven pontenovés recuerda la destrucción que se produjo en segundos ante ellos: viviendas derrumbadas, farolas arrancadas, alarmas sonando... Presos del pánico, consiguieron coger su transporte, pero no pudieron salir al estar las carreteras cortadas. «Tuvimos que volver andando hasta el centro y no conseguimos marcharnos hasta la media tarde del día siguiente. Con todo, yo tuve suerte de llevar conmigo mi equipaje, porque a otros compañeros les quedó todo sepultado en sus casas: la zona en la que vivíamos quedó acordonada y no se pudo volver a vivir allí. Volvimos meses después, acompañados de los bomberos, para recuperar lo que quedaba de nuestras pertenencias. Aquello sigue destrozado», concluye con pena.
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