Las dos ideas iniciales de trazado se duplicaron, pero no prosperaron
Hubo un tren que circuló por vías de papel,
funcionó con locomotoras movidas por sueños colectivos, y descarriló
antes de transportar algo más que expectativas sociales y económicas
trazadas por quienes deseaban verlo circular. El tren Lugo-Ribadeo pasó
de las vías descritas sobre el papel a la vía muerta de los proyectos
abandonados, aunque dejó un rastro en el que las polémicas sobre su
trazado y los argumentos de unos y otros para defender su propuesta lo
colocan entre los principales sueños incumplidos del norte de Galicia.
Algo más de medio siglo, entre la segunda mitad
del XIX y la primera del XX, duró ese sueño, que en buena parte de su
existencia convivió con la indefinición de su trazado y con los
argumentos defendidos por los partidarios de la opción central
(Lugo-Vilalba-Mondoñedo-Ribadeo) y los de la opción oriental
(Lugo-Meira-Ribadeo). Sin embargo, hubo un momento, a mediados de los
años veinte del siglo pasado, en el que las ilusiones y las disputas se
elevaron al cuadrado, pues las dos opciones básicas se convirtieron en
cuatro.
La posibilidad de diseñar un tren por Mondoñedo
se dobló en dos rutas, igual que la teoría de acercarlo a Vilaodriz,
entonces municipio y hoy parroquia integrada en A Pontenova tras la
fusión de ambos concellos, para unirlo con el ferrocarril minero que
enlazaba con Ribadeo desde unos 20 años antes.
La prensa de Vilalba o Mondoñedo se ocupó con
ardor y amplitud de un asunto que incluso mereció la atención de
sociedades de emigrantes en América, implicados en la defensa de un
trazado que discurriese por sus municipios de procedencia. Avanzado
1926, el semanario mindoniense Renovación recogía cuatro trazados
diferentes.
LA OPCIÓN MÁS LARGA
Lugo-Vilalba-Mondoñedo-Ribadeo: más de 120
kilómetros. Era el trazado más largo, pero interesaba incluso en
Viveiro. Cuando el citado semanario, en octubre de 1926, publicó las
aportaciones económicas que estaban dispuestos a realizar los
ayuntamientos por donde discurriría el trazado, recogió que el
viveirense contribuiría con un millón de pesetas si se crease un enlace
desde Vilalba. Las de otros ayuntamientos tampoco parecían desdeñables:
el de Vilalba, millón y medio de pesetas si el ferrocarril se acercase a
la villa, 750.000 para el ramal a Viveiro o la suma de ambas cifras si
el tren pasase alejado del centro urbano; el de Abadín pondría 200.000
pesetas en metálico; el de Lourenzá 20.000 por cada kilómetro de vía que
cruzase el municipio; el de Mondoñedo, millón y medio... Ese mismo
semanario también llega a atribuirle una longitud algo menor, 102
kilómetros.
la solución directa
Lugo-Castro-Abadín-Mondoñedo-Ribadeo: 102
kilómetros. Renovación definía como «solución directa» la de Lugo a
Abadín por Castro para bajar luego a Mondoñedo. Tanto este trazado como
el anterior confluirían en Barreiros con el ferrocarril que circularía
por la costa. Sin embargo, en esta segunda opción por Mondoñedo también
se planteaba que discurriese por el interior de Barreiros y de Ribadeo
para enlazar con el de la costa o con el tren minero.
alternativa directa
Lugo-Castro-Aldurfe-Riotorto-Ribadeo: 104.
Esta opción iría de Lugo a Castro y luego avanzaría en sentido nordeste
hasta llegar a municipio de Riotorto, de donde seguiría a Vilaodriz para
enlazar con el tren minero.
solución meira
Lugo-Castroverde-Santa Eulalia de
Piquín-Vilaodriz-Ribadeo: 114. La alternativa que recibe el nombre de
esa villa presenta un detalle curioso: el trazado no discurriría por la
localidad sino por el este, a varios kilómetros, tras salir de Lugo
dirigiéndose hacia el este de la capital provincial. Igualmente se
recogía la unión con el tren minero, que si bien se ideó para dar salida
al mineral de hierro de Vilaodriz por el puerto de Ribadeo y se
inauguró en 1905, acabó siendo un tren mixto de mercancías y de
pasajeros.
expectativas
Un tren con impulso. En el semanario mindoniense
Justicia, que también dedicó amplia cobertura al proyecto, se escribía
en 1925 que el tren, en realidad un ferrocarril gallego que iría de
Marín a Ribadeo por Lugo, sería «la arteria amplia y llena de vida» que
daría al territorio «la sangre vivificadora de un resurgimiento
inesperado».