13/12/2011 - J.R.
El fútbol lucense está de luto por la muerte de José Luis
García Abelleira, el antiguo cartero de Conforto, en A Pontenova, y el
esforzado entrenador que contribuyó al despegue del equipo de fútbol de
este municipio. O Catedrático, como era conocido popularmente, no era un
técnico cualquiera, sino un preparador con aires de filósofo,
tertuliano habitual que seducía con sus saberes sobre el mundo del balón
y con su facilidad de palabra, que también exhibía cuando se enfrascaba
en debates sobre la defensa de los derechos laborales o humanos. Son
muchos los lucenses, deportistas o no, que recuerdan su verbo, en
persona o a través de las ondas radiofónicas, así como aquellas
inolvidables mesas redondas balompédicas que organizó en la villa
pontenovesa con invitados de la talla de Julio Díaz o Fernando Vázquez.
Este cartero pontenovés, municipio en el que su padre ejerció
de alcalde, era muy querido por el vecindario de la zona rural por su
espíritu servicial. En tiempos de peores comunicaciones viarias, se
encargaba tanto de llevar cartas, como de repartir medicinas o cualquier
encargo que le hicieran en la zona. Era un hombre atento y abierto, con
una capacidad de trabajo inmensa, tan inmensa como su gastado corazón.
Abelleira, tras prejubilarse como cartero, vivía a caballo entre su
domicilio de Ramón Ferreiro, en Lugo, Meira y A Pontenova.
O Catedrático desarrolló su pasión futbolística en el Spórting
Pontenova, el Castro y el Riotorto. Dirigió las plantillas del Pontenova
que, a mediados de los noventa, ascendieron de forma sucesiva a Primera
Regional y a Preferente. Después de disputar una promoción de ascenso a
Tercera y perder con el Alondras, dejó el banquillo por motivos de
salud, pero aún pudo disfrutar como espectador la triunfal eliminatoria
de ascenso a Terceira División ante el Lalín en la temporada 1999/20000.
Nunca tan alto llegó el Spórting y García Abelleira contribuyó a sentar
las bases de este logro, con la colaboración de muchos futbolistas
lucenses que jugaban en este equipo.
En los últimos tiempos, pese a sus achaques de salud, O
Catedrático siempre dio muestras de moral y de una entereza tremendas,
la misma que le inculcó a sus equipos y a las gentes que le conocieron.
Todos le recordaremos.
