Un palista que limpiaba un monte situado en la zona
de trincheras de la antigua mina de Vilaoudriz (A Pontenova) se
encontró ayer por la mañana con un cráneo humano. Alertadas las
autoridades, poco después se trasladaba al lugar la Policía Judicial,
así como efectivos de Protección Civil y Grumir de dicho municipio
mariñano, para peinar la zona y tratar de encontrar el resto del cuerpo.
Imaginándose que el cráneo habría bajado rodando
por la fuerte pendiente que hay en ese lugar, decidieron subir y se
toparon con lo que quedaba del esqueleto a unos 30 metros de distancia.
Estaba debajo de un árbol del cual colgaba una cuerda. Había también una
bolsa con una navaja, una revista, una botella, una cartera con 10
céntimos e incluso, según explicaron, una cámara de fotos. También
encontraron un pantalón azul oscuro, chaqueta de lana gorda color beis y
jersey de un color azul verdoso.
Son datos facilitados por diversas personas que
estuvieron en el lugar o que de alguna manera fueron informadas del
hallazgo de este cadáver cuya identidad está por confirmar. Ayer, las
autoridades judiciales ordenaron que el cuerpo se trasladase al
Instituto de Medicina Legal de Galicia, en Lugo, para practicarle la
autopsia. También se le harán las pruebas de ADN para saber si se trata
de alguna de las personas que han desaparecido en A Pontenova en poco
más de dos décadas y de las cuales nunca se supo su paradero. Dos de
ellos faltan desde el 2005. Jesús Miranda Sequeiro tenía entonces 73
años de edad y vivía solo en Saldoira, un lugar que no dista mucho del
sitio donde se encontró ayer el esqueleto. Toda esa zona la conocía bien
porque se dedicaba a limpiar montes. El septuagenario fue visto por
última vez a principios de abril de ese 2005. Medía 1,75, era delgado y
tenía el pelo corto, rizado y canoso. Su familia denunció su
desaparición cuando al acudir a su casa no lo encontraron y se enteraron
de que llevaban varios días sin verlo por el lugar. No sabían lo que
llevaba puesto. Por aquel entonces se buscó y rebuscó pero nadie
consiguió encontrarlo.
Otra de las personas cuya pista se perdió fue la de
Luis Juan Fernández Trigo, de 42 años de edad y vecino de la parroquia
de San Esteban. Falta de su casa desde el 23 de mayo del 2005.
Presentaba un proceso gripal y fiebre alta cuando se produjo su
desaparición. Sus padres notaron su falta por la noche y empezaron a
buscarlo, búsqueda en la que también participaron unos cien vecinos,
Protección Civil, Guardia Civil e incluso perros de rastreo. No hubo
resultados positivos entonces.
No solo son estos dos hombres los desaparecidos en A
Pontenova. El entonces alcalde recordaba que en esa misma parroquia de
San Estebo también desapareció unos quince años atrás otra persona de la
cual nunca nada más se supo.
Son tres vías de investigación para comenzar a trabajar. Probablemente, los restos sean de alguno de los desaparecidos.
Desaparecieron tres personas en los últimos años; podría ser una
de ellas.