domingo, 10 de octubre de 2010

«A Pontenova es una plaza difícil, fracasar sería terrible»


El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, pregonó anoche las fiestas de la villa mariñana

«Acabo de bajar del coche, vengo de Cangas de Narcea, donde recibí la Cepa de Oro..., ahora estoy en A Pontenova, mañana (por hoy) estaré en la Festa das Mozas, en Lugo, invitado por el alcalde, en el homenaje a Rosalía de Castro y la pulpada, y después cogeré un avión a Madrid, para el Día de la Hispanidad. No paro», reconoció Miguel Ángel Revilla, presidente de la comunidad de Cantabria, nada más recalar en A Pontenova, para leer el pregón de las fiestas de San Lucas.

«Para mí esta es una plaza muy difícil, venir a A Pontenova y fracasar sería terrible. Es como torear en la Monumental o en Las Ventas. Imagínate que pincho en el pueblo donde tiene sus orígenes mi mujer. Acabo de ir a la casa donde nació su padre, Pepe Díaz Lourido, en Conforto. Trabajó con 14 años en estos hornos que tengo delante y con 16 se fue a la mina a Fabero, como tantos emigrantes, hasta que la silicosis lo mató, con 50 años», contó, recién llegado, a través del teléfono del alcalde, Darío Campos. «Lo mejor que me ocurrió en esta vida -subrayó Revilla- fue conocer a esta medio gallega, Aurora Díaz Abella». Es a ella a quien llaman los alcaldes para invitarlo a pregonar sus fiestas. «Este año me han propuesto dar 200 pregones y solo he ido a siete, cuatro en Cantabria, y los demás aquí, en Lugo, que es lo único que conozco de Galicia», aseguró. ¿Cómo deja su comunidad? «Cantabria es infinita, tan preciosa tras un año de buen tiempo y alguna lluvia nocturna...». Tan inmensa como Revilla, todo campechanía.

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