viernes, 16 de julio de 2010

A Álvaro Cunqueiro tamén lle gustaban os faragullos


Pululando pola rede de redes, atopei o seguinte texto. Copio e pego (co correspondiente permiso do seu creador):

"Don Merlín no fue capaz de arreglar la princesita inglesa de cristal que se rompiera y que llegó hasta Miranda de la mano del también inglés Maestro Flute, tal como nos cuenta Álvaro Cunqueiro en su primera novela, Merlín y familia y otras historias, con cincuenta años recién cumplidos.
Para la cena, a Maestro Flute “la señora Marcelina le puso delante, en la tabla del escaño, una enfaragullada de harina de trigo con torreznos y una jarra de vino de San Fiz…” cuenta Cunqueiro. Ya no se hacen enfaragulladas en las casas donde en tiempos fue plato propio de cenas y meriendas, reduciéndose después a postre para acabar desapareciendo de nuestros usos y costumbres habituales. Seguramente aún quedan casas en las que de vez en cuando se cocinan las enfaragulladas o faragulladas, pero reducidas a meros testigos del pasado.


Por eso me satisface especialmente la iniciativa de una asociación de A Pontenova, en la tierra de Miranda, que en el pasado mes de agosto, y por segundo año consecutivo, organizó la fiesta de la Faragullada, en la que se pudieron comer los faragullos acompañados de miel, azúcar, chorizos y torreznos. Todo un acierto dedicar un día a la recuperación de una memoria culinaria que estamos perdiendo día tras día.
En A Pontenova cocinan los faragullos mezclando agua, leche, harina de trigo del país, huevos de casa y sal. La masa se fríe en sartenes de hierro trabajándola con la espumadera para que quede en trozos lo más pequeños posibles, en faragullos. Después cada uno les pone el acompañamiento que más le guste.
Tradicionalmente se freían unos trozos de tocino en la sartén antes de echar en la misma la masa de los faragullos. Cunqueiro gustaba de este plato acompañado de miel del país: “Y lo que mas sabe de los faragullos es el encontrar en el bocado escondido un torreznito, que pone en la boca, al lado de la miel, un punto de salado” decía.
Para arreglar unos faragullos necesitamos un huevo batido por persona, mezclado con cuatro cucharadas de harina de trigo del país, sal y agua y leche, a partes iguales, que se necesite para obtener una masa espesa. Se pone algo de aceite en la sartén y se fríen unos trozos de panceta, echando a continuación la masa de los faragullos y a remover continuamente, partiendo la masa lo más posible, hasta que los faragullos estén dorados. En seguida se echan en una fuente, se añade miel y se sirven de inmediato."

O relato provén de Colineta e foi publicado o 14 de Setembro de 2005. Non sei se Miguel Vila, quen publicou esto, volveu á Pontenova a máis faragulladas... O Valadouro está ahí ó lado, pero nesa web había varios comentarios que me chamaron moito a atención e fai pensar en canto se expande a cultura a nivel mundial, xa que unha simple receita tan sinxela como poden ser os faragullos que, por un motivo ou por outro, se den a coñecer no resto do mundo. Digo esto polos comentarios que mencionei antes, que din:

"Alberto Roselló Dice: 
Vivo en Argentina,tengo 62 años, soy fillo de galegos, mi madre Trinidad Lombardero, hija de José y Generosa Iravedra, era nacida en Fojas-Puente Nuevo, nunca pude conocer su tierra, pero me ha dejado muchos recuerdos, canciones, comidas,etc.. Las comidas que me legara, las sigo haciendo, algunas apelando a la memoria. Hace pocos días, recordé los FARAGULLOS y empecé a investigar. Encontré esta página, nació alguna lágrima con los comentarios y quise dejar mi testimonio. Es un gusto haberlos encontrado. Desde Argentina, un abrazo gaucho, para nuestros hermanos gallegos."

"jacobo luces Dice: 
Cuanto me alegra oir hablar de Los Faragullos de mi niñez. Mis abuelos eran de la parroquía de Santa Apolonia en el concejo de A Pontenova. Mi abuela preparaba los faragullos con la arina del Molino de casa, los huevos de pita y el agua de la traída. Hoy ya no tenemos estos expléndidos ingredientes pero me propongo continuar esa tradición culinaria para deleito de los mios y espero que continúe en el tiempo. Un saludo de un gallego de origen, emigrado en Canarias."

"Liñeiras da Pontenova Dice: 




La familia de Cabodevila de Liñeiras de A Pontenova, a principios del S. XX., introdujo este sabroso plato en la Calle Rancho Boyeros de La Habana, tenían un restaurante y todos los días había una autentica cola para saborear este manjar, lo tomaban con azucar, con leche, o solos… y al final …un chupito de caña. Todavía hoy existe un lugar que lleva el nombre de “el faragullo”.
Cuando Fidel, los Cabodevila regresaron a España. Se dice que sus descendientes viven en Lugo."

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