viernes, 13 de noviembre de 2009

Ruta del ferrocarril.



VICTOR GUERRA.  LA NUEVA ESPAÑA
En estos tiempos de malísima climatología es bueno buscar refugio en las zonas bajas para poder rodar con cierta tranquilidad y, en este caso, que mejor que hacerlo que en una de las Vías Verdes menos conocida, la de San Tirso de Abres, situada aguas arriba del famoso río.

Esta es una plataforma de ferrocarril que iba desde la zona de Villaodrid (Pontenova o Puente Nuevo), como se conocía antaño, que bajaba hasta Ribadeo acompañando en su descenso al río Eo. Ambos de forma mansa, como corresponde a un río de esa naturaleza, y a un ferrocarril minero que en 1903 transportaba mineral de hierro (limonita) camino de Escocia, hasta que la recesión económica acabó con el trenecillo minero.

Hoy podemos rememorar esa parte de la historia tomando en San Tirso de Abres al pie de su capital, El Llano, en cuya entrada veremos un pequeño vagón que sirve de Oficina de Turismo. Unos trescientos metros adelante nos desviamos a mano derecha tomando el ramal al que accedemos mediante una leve subida, para así rodar por la propia plataforma de la cual ya nos sorprende la falta de firme hormigonado, tal y como sucede en la Senda del Oso.

Apenas rodados unos cientos de metros, cruzamos la Nacional 640 de forma trasversal y nos acercamos a un pozo salmonero, el de La Negra. Poco más allá nos encontramos el primer túnel, el cual nos llama la atención por su altura; en general todos nos parecían excesivamente altos para la envergadura del trenecillo, que finalmente en 1964 fue desmantelado.

Cerca de los dos kilómetros y medio, otro nuevo túnel, de inmensas proporciones; hay que recordar que hay cuatro: San Tirso, Pealongo, Carrocicero, y Asela. Todos tienen luz a base de paneles solares, a excepción del penúltimo. A eso del quinto kilómetro se pude bajar a las orillas del río para contemplar la estación de desove de salmón de Salove.

La vegetación autóctona, aunque se reduce prácticamente al eucalipto, y al bosque fresco de ribera que va emergiendo en los laterales del denso río Eo, a la vez que nos aíslan de los pueblos por los que pasamos: Valiñaseco, Vega de Prado, La Vide, Saloriña, Saldoira o Vega de Prado.

La plataforma, a la altura del kilómetro 7,5 entra en tierras gallegas, pues San Tirso es como una península metida en Galicia. A partir de este punto la ruta se muestra más amable para algunos usuarios, aunque para los ciclistas en parte pierde su atractivo, pues su firme ha sido asfaltado y nos deleita de otra manera, por lo que es recomendable tener precaución con los usuarios motorizados. Así, nos vamos acercando a la zona de Pontenova, donde podremos ver los altos hornos donde se aligeraba el mineral, una visitado el pequeño pueblo de nuevo hay que retornar teniendo que realizar otros 12 kilómetros en dirección inversa, lo que finalmente hacen una ruta de 25 kilómetros.



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