miércoles, 18 de noviembre de 2009

Padre e hijo bajo el mismo escudo. El jugador brasileño Marcio y su vástago, Heider,


El jugador brasileño Marcio y su vástago, Heider, son compañeros de equipo en el Superti-A Pontenova. «Jamás pensé en vivir algo así», dice el progenitor.

A Marcio Simeao do Espírito Santo y a su hijo Heider les une algo más que los lazos familiares. El padre, de 37 años, y su vástago, de 18 recién cumplidos, compiten bajo el mismo escudo: son miembros de la plantilla del Superti-A Pontenova, al que llegaron como refuerzos para la primera experiencia del club mariñano en la Primera Nacional A de fútbol sala.
I. Meitín Buján


A Marcio le emociona la extraña situación que protagoniza junto a su descendiente. «Jamás pensé en vivir algo así, pero me gusta. Es algo divino practicar deporte al lado de tu hijo», asegura. Por eso, agradece a los dirigentes de la entidad la posibilidad que le brindan de vivir tan agradable sensación.
Dentro del vestuario el veterano jugador brasileño ve a Heider como «un compañero más». «Allí todos somos iguales, y no me corto si tengo que darle una patada en los entrenamientos», dice. Fuera de la cancha ejerce de mentor y le enseña el camino que él siguió para llegar a la mejor Liga del mundo. «Tiene cosas interesantes, pero... Yo, con 37 años, aún tengo que mejorar, así que imagínate él. Si trabaja y es humilde puede llegar lejos».
Un larga carrera en España
Lo dice un futbolista que llegó a España en 1995 de la mano del técnico Marcelo Magalhaes para enrolarse en el Avilés Hollywood y que desde entonces no ha dejado de estirar su currículo. Jugó en La Teresina (Salamanca), el Azkar Lugo, el Muebles Caloto, el Oviedo FS, el Leis Pontevedra y el Noia, además del Superti, y festejó cinco ascensos de categoría, cuatro a División de Honor y uno a Plata.
«Ojalá yo pueda vivir todas las experiencias que él vivió», dice Heider, al que no le entusiasma especialmente competir al lado de su progenitor. «Es curioso, nada más. Lo que más ilusión me hace es poder jugar en Primera Nacional A», indica el imberbe futbolista que se asentó en España con 5 años y se formó en las canteras del Azkar Lugo y el Autos Lobelle.
Consejos de un experto
El benjamín de la plantilla pontenovesa se confiesa un ferviente seguidor del juego de su padre. «Es muy bueno. Destacaría sobre todo su capacidad de sacrificio y la inteligencia para leer los partidos, además de su disciplina táctica. Casi siempre está en el sitio adecuado», señala, y trata de seguir sus recomendaciones al pie de la letra. «Él me da los mejores consejos. Desde que era un niño me asesora y me insiste mucho en que debo divertirme jugando», añade Heider.
A diferencia de lo que cabía esperar, ni el equipo ni el fútbol sala están en sus principales temas de conversación cuando dejan a un lado sus ocupaciones deportivas, según cuenta el hijo: «En casa hablamos muy poco de fútbol sala».


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