viernes, 23 de octubre de 2009

Un coche estuvo a punto de caerse al río en A Pontenova, como hace un mes



El automóvil chocó contra la baranda, derribada por otro turismo en septiembre y repuesta el miércoles.
Hace un mes ocurrió un milagro y la noche del miércoles se repitió. En el lugar conocido como Pozo da Ola, a la entrada de A Pontenova por la carretera de Lugo, el 16 de septiembre se precipitó un vehículo, que quedó clavado en una terraza existente al pie de la acera, justo encima del río Eo. A quienes vieron la escena en directo u observaron la fotografía publicada por este periódico les costó creer lo que estaban viendo.
LA VOZ DE GALICIA

Hace un mes ocurrió un milagro y la noche del miércoles se repitió. En el lugar conocido como Pozo da Ola, a la entrada de A Pontenova por la carretera de Lugo, el 16 de septiembre se precipitó un vehículo, que quedó clavado en una terraza existente al pie de la acera, justo encima del río Eo. A quienes vieron la escena en directo u observaron la fotografía publicada por este periódico les costó creer lo que estaban viendo.

Transcurrió más de un mes hasta que el Ministerio de Fomento atendió las peticiones del alcalde, el socialista Darío Campos, de reponer la barandilla, dado el riesgo existente, no ya para los coches sino para los peatones, debido a la estrechez de la acera. El regidor urgió a los responsables de Carreteras a reponer esta protección antes de las fiestas, pero pasaron las celebraciones y la situación no varió. Hasta el miércoles de esta semana. Y ese mismo día, con la barandilla recién puesta, se produjo una nueva colisión. Ocurrió diez metros más adelante de la anterior. El automóvil, que también venía desde Lugo, se fue contra la acera y derribó parcialmente la baranda, como se puede ver en la imagen.

Si el 16 de septiembre se produjo un milagro, el 21 de octubre el prodigio se repitió. En esta última ocasión ni siquiera había terraza y el coche se hubiera caído encima de los peñascos del cauce fluvial, sin remedio. Pero la fortuna le sonrió al conductor y único ocupante del utilitario, un joven ourensán que regresaba del domicilio paterno, en la ciudad das Burgas, con destino a Gijón, donde vive con su mujer y sus hijas menores.

Nadie se explica por qué se registran tantos accidentes en esta zona. El año pasado se contabilizaron siete u ocho, pero en vez de chocar contra la barandilla impactaron directamente contra el garaje del primer edificio del casco urbano pontenovés, al entrar desde Lugo. Hay quienes lo atribuyen al deterioro del firme de la calzada, muy resquebrajado, por donde transitan muchos camiones cisterna con leche. Los vecinos constatan que la mayoría de los percances tienen lugar en días de lluvia.


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