
Las capturas de
salmónidos caen en
picado en el cauce con
más historia de Galicia,
lo que crea problemas
incluso de orden
turístico en lugares
como A Pontenova.
La cosa tiene sus complicaciones
añadidas, como por ejemplo
en A Pontenova, que ve cómo descienden
los pescadores porque se
cansan de que a ellos les desciendan
a su vez las capturas.
Los organizadores de la Festa
da Troita, el CIT pontenovés,
están alarmados con la caída de
las capturas, y temen que poco
a poco los cañistas acaben por
marcharse a otros lugares con
capturas aseguradas.
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Qué lejos queda ya
para los amantes de la pesca el
año 1980. En aquel entonces,
la supremacía del río Eo como
cauce con abundancia de trucha
y salmón no era discutida prácticamente
por nadie. Lo de la
trucha es un enigma, pues fue
desapareciendo hasta unos niveles
escandalosos, y ahora le toca
al salmón. El 80 es el año de los
que se tienen datos (desde 1949)
con más capturas, un total de
1.226. Pero desde entonces, las
cifras iniciaron una caída irregular
pero imparable.
Así, si en 2006 el número de
capturas fue de 234, al año siguiente
disminuyeron prácticamente
a la mitad, con 194, y
este año la cosa fue todavía peor,
desplomándose más de un cincuenta
por ciento hasta los 96
ejemplares.
La cosa fue sucediendo de forma
parecida en otros ríos salmoneros.
El Ouro y el Landro están
vedados desde hace años para
estas capturas, mientras que el
Masma se encuentra opositando
a que le suceda lo mismo, ya que
las 35 capturas de 2006 se redujeron
a 17 en 2007 y en 2008 las
cifras se quedaron en unos ridículos
7 ejemplares pescados.
TRUCHAS. Y lo curioso es que la
Consellería de Medio Ambiente
no dispone de datos sobre el número
de captura de truchas, porque
existen zonas en las que no
se hace ningún tipo de control,
supuestamente porque se pescan
muchas.
Pero la realidad es completamente
diferente, y habla de que
la Consellería decidió hace un
mes suspender las repoblaciones
masivas que puso de moda la anterior
administración del Partido
Popular.
Se invirtieron en ellas millones
de las antiguas pesetas, se
soltaron millones y millones de
larvas.
El resultado es que se las comieron
las truchas autóctonas
hasta el punto de no quedar prácticamente
ninguna. La política,
de varios años, fue nula.
La cosa tiene sus complicaciones
añadidas, como por ejemplo
en A Pontenova, que ve cómo descienden
los pescadores porque se
cansan de que a ellos les desciendan
a su vez las capturas.
Los organizadores de la Festa
da Troita, el CIT pontenovés,
están alarmados con la caída de
las capturas, y temen que poco
a poco los cañistas acaben por
marcharse a otros lugares con
capturas aseguradas.
Mientras, el rey del río parece
haber dejado su trono vacío, a la
espera de tiempos mejores, que
no se sabe aún sin volverán.
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