jueves, 24 de julio de 2008
Montse fernández Dueña de la casa rural Casa do Fidalgo que se inaugura este sábado en A Pontenova.
Con más de un siglo de antigüedad, la Casa do Fidalgo en A Pontenova se abre este sábado al público en forma de casa rural. Será a las ocho de la tarde cuando se abran las puertas de este enorme caserón, que, según cuenta su dueña, Montse Fernández, tiene mucha historia.
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-¿Cómo surgió la idea de hacer aquí una casa rural?
-Esta casa tiene más de un siglo de antigüedad. La empezó a hacer mi bisabuelo y, a pesar de que mis abuelos vivieron aquí hasta hace cinco años, nunca se llegó a acabar. Ahora nos toca el turno a mí y a mis padres, que pensamos que esta casa es tan grande que la única forma de aprovecharla era poniendo un negocio. Por ello, llevamos dos años rehabilitándola.
-¿Cuál crees que es el atractivo de esta zona para que el negocio marche bien?
-Bueno, sobre todo la tranquilidad. Aquí solo se escucha el ruido de los pájaros. Es un lugar ideal para desconectar y descansar. La gente me dice que una casa tan rural tan rural como ésta no puede existir.
-¿Qué se encontrarán los clientes cuando vengan?
-La casa tiene 9 habitaciones dobles, todas ellas con baño, cabina de hidromasaje y jacuzzi. El comedor tiene una capacidad para unas 35 personas. Hay además un salón social, un bar, sidrería y una habitación totalmente adaptada para minusválidos. Los huéspedes dispondrán también de wifi y por supuesto, de televisión.
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