miércoles, 30 de julio de 2008

La caída poblacional se debió al cierre de las minas de hierro.


En los años veinte, con la extracción del material, la localidad contaba con
7.300 habitantes, frente a los casi 3.000 de la actualidad.
Los pontenovoses reconocen que, tras el cierre de las minas de Vilaoudriz, sobrevino la caída poblacional. Tras consultar documentos estadísticos, el teniente de alcalde de A Pontenova, Xosé Manuel Álvarez, afirmó que, sobre todo, a partir de 1930 comenzó el declive. «Tendo en conta a poboación total da Pontenova,á que lle hai que sumar os entón concellos de Vilameá e Vilaoudriz, o declive comeza na década dos 30», aseguró
el edil pontenovés.

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Concretamente, los documentos
consultados por él atestiguan
que «ata 1932, a variación acumulada
de poboación era do 32
por cento, pero despois a baixada
foi terrible porque a partir de
aí, coa persecución do tema dos
mineiros e cos problemas económicos
da mina, o descenso é do
59 por cento».
Las cifras muestran a una localidad
que varió mucho su población
entre el siglo pasado y el
presente, teniendo en cuenta los
7.300 habitantes de la década de
los veinte y los casi 3.000 de la
actualidad.
Hoy por hoy, los principales recursos
económicos que originan
empleo en el municipio vienen,
además del sector servicios, de
la extracción de madera, aunque
como Álvarez señala «había cinco
aserraderos, hai dez anos, e hoxe
só funcionan dous a medio gas».
De hecho éste es un negocio que
atrajo a la localidad a buen número
de extranjeros, «sobre todo
rumanos», pero que ya empieza a
dar signos de «decrecemento».
Con respecto al sector ganadero,
el edil pontenovés cifró en
«media docena» el número de
grandes explotaciones, «cunhas
cincuenta cabezas cada unha,
aparte das de gando de carne».

El plan Oscos-Eo dio
2.163.643
euros en 2002, como recordó
Álvarez, al desarrollo del interior
de esta comarca. Sin embargo,
el edil pontenovés señaló que «a
parte galega non quixo entrar
na axuda europea cando a
podería ter aproveitado no seu
momento, como en Taramundi,
para rehabilitar casas, coma
estas que están abandoadas
na Pontenova, ou mesmo para
crear novas áreas de crecemento
sostible, coma o cultivo de
arándanos, que realizan nesa
localidade asturiana»

Los pontenoveses
ven un ejemplo en
Taramundi
El teniente de alcalde de A Pontenova,
Xosé Manuel Álvarez,
cree que la vecina localidad
asturiana de Taramundi, supo
«aproveitar os seus recursos».


Monumentos que siguen en pie:
La capilla de San Rosende, patrón de Ínsua, continúa en pie aunque el
párroco trasladó la imagen a la iglesia de Santo Estevo. La fiesta en honor
de San Rosende se celebraba el primer fin de semana de marzo



El teniente de alcalde pontenovés, en Labrada.
El teniente de alcalde de A Pontenova, Xosé Manuel Álvarez, señala
que «con ou sen veciños, os servizos de auga, luz, desbroce de camiños,
etcétera, hainos que seguir suministrando».

Las dos casas que quedan en Ínsua.
Rodríguez confiesa que, aunque está muy «apegado» a la casa de sus padres,
recibió hace años una oferta de alguien interesado en hacer en ella
una casa de turismo rural, en este enclave con vistas a Conforto.
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